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Los jugadores que vendrán

The Kids Aren't Alright
Por Toni Piedrabuena

Los niños de ahora serán los que se convertirán en adultos y usuarios de los años venideros. ¿Qué me preocupa a nivel videojuego? La educación que reciben por parte de padres y profesores en cuanto al uso indebido de software en sus ordenadores, consolas y mp3s. Servidor trabaja de camarero con mi familia y muchos son los nenes que vienen a mi bar para acompañar a sus padres, siempre DS en mano. La cuestión es que los niños no apartan la vista de la máquina durante la estancia de los padres en nuestro humilde recinto, pero llevo dos o tres días que no paro de escuchar hablar de un asunto que me preocupa: el famoso cartuchito.

 

Resulta lamentable que ninguno de los niños tenga títulos originales: a todos ellos se les asoma una Micro-SD del puerto de tarjeta, y las conversaciones padre-hijo, hijo-hijo, padre-padre, toman tintes increíblemente surrealistas para los tiempos que corren. Ayer, por ejemplo, uno de los chavales comenzó a enumerar una ludoteca de juegos que ningún chaval de hace, por ejemplo, 10 o 15 años, podía soñar en una máquina portátil. Lo peor de todo: el desdén de sus palabras, la forma de nombrarlos como si de una lista aburrida se tratase, como si de la tabla de multiplicar del 7 se encargase de recitar. Eso me hizo plantearme un asunto: ¿qué ilusión pueden tener esos chicos por jugar?

 

Niños hoy

Representación ficticia de los hijos de "los jugadores que vendrán". Nacerán con el parche

La piratería, de una u otra forma, siempre ha existido, pero lo de Nintendo DS creo que ha superado de largo a lo que pudimos vivir en su día con PlayStation o PlayStation 2. El negocio ha pasado a tiendas comerciales, que sin ningún tipo de vergüenza venden esta suerte de cartuchos esperando que los usuarios les den un buen uso. Vete a esa tienda destrangis y pregúntale “oiga, ¿el cartucho pirata?”, “aquí lo tiene”, finalizada la transacción. El caso es que la barrera de las descargas han pasado de usuario-niño a comprador-padre, que dominan con precisión la tarjeta y como si sufriesen un síndrome de Diógenes virtual descargan contenido sin ningún tipo de sentido o lógica. He llegado a ver padres orgullosos que no dudan en vacilar entre ellos por ver quién ha ahorrado más sin comprar esos juegos en una batalla absurda por ver quién es más paleto. Por no hablar de profesores que educan a sus alumnos bajo el manto de la ilegalidad en el software sin ningún tipo de problema o escrúpulo.

 

Y mientras tanto, el niño pierde la ilusión por el videojuego. Diablos, qué poco me gusta ponerme así, pero recordáis cuándo nos teníamos que comprar los juegos a base de pagas y esfuerzo o esperar la siempre sorprendentemente certera visita de los Reyes Magos y nuestro cumpleaños. Reventar esas obras hasta que salga humo y seguir esperando juegos entre esos meses mediante videoclub o cambios entre colegas para seguir alimentando nuestras máquinas, hambrientas de nuevos cartuchos. ¿Qué queda de eso con esta nueva generación de jugadores? Se aburren con ellos, los borran, ponen otros, se aburren, los borran, ponen otros y poco a poco irán perdiendo el cariño y la ilusión que no pueden perder por un hobby tan maravilloso como el nuestro.

 

Si pensáis igual que yo, supongo que no habréis cometido el error de meteros en medio de una de esas conversaciones corsarias. Si tenéis curiosidad, yo os cuento qué ocurre: les dices que deberían pagar por lo que juegan, los padres te intentan ridiculizar, te instan a pensar que tú también pirateas otras cosas (música o cine) y la conversación acaba con un lamento por lo caros que son los juegos, lo poco que cobra él y que "la crisis no perdona". Tal que así. ¿Quién paga el pato? La industria del videojuego. Aquí hay una cuestión muy simple que parece no comprenderse: ningún infante ha muerto en más de 40 años de videojuegos por no tener completa toda la ludoteca de una máquina del mercado. Algunos han sobrevivido, incluso, con cuatro o cinco juegos por generación y ahora campan por las calles con su trabajito y sus estudios. ¿Tanto necesitan esos chicos o es para tenerlos callados? No hace falta respuesta.

 

Marianico

Marianico, Trending Topic en conversaciones de bar. Hasta en videojuegos

 

Lo que me preocupa, incluso, va más allá de lo comentado aquí: ¿Cómo serán esos niños de adultos? ¿Gente sin ningún tipo de responsabilidad o ética como sus padres? ¿O algo peor? El tiempo dirá, pero será imposible re-educar a estos chavales afincados en la ética y la idea del “lo tengo todo a un click”. El medio podría sufrir las consecuencias de una desilusión por marcada por el tenerlo todo, y el trabajo de educarlos parece complicado de llevar a cabo: necesitamos una estructura seria desde todos los flancos de la educación para que los chavales sepan, al menos, que lo que están haciendo no está bien (ojo, no hablo únicamente de proteger a los videojuegos). Y los padres, en vez de tenerlos callados, debería inculcar a sus hijos algo de esfuerzo por conseguir las cosas: el golpe de click no les servirá de nada en ninguna de las facetas de su vida.

 

Creo que voy a ser un papi estupendo, pero el que lo va a ser seguro va a ser Koni, WildGamer de corazón y mejor amigo, que acaba de ser padre y todos nos alegramos por ello. Un abrazo también a la mamá y a Pol.


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