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Los factores que influyen en nuestro gusto por los videojuegos

Broken Age, Star Wars: Battlefront y Rocket League
Por Rafa del Río

Este ha sido un fin de semana largo e intenso, unos días en los que, junto a la semana pasada, he jugado cosas muy diferentes e interesantes. la mezcla de Rocket League, Star Wars: Battlefront, The Last of Us y Broken Age ha sido soberbia para darme cuenta de una cosa: No tenemos, con perdón, ni puta idea de qué pedirle al mercado. Y lo que es más importante, parece que nuestro baremo -el de los que no cobramos por hablar bien de algo-, depende mucho de muchos factores.  

 

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Broken Age: El factor Nostalgia

El factor nostalgia es, sin duda, uno de los más complejos de los que bebe el mundo de nuestra afición a día de hoy. El propio Dayo lo dejaba claro en su análisis de Broken Age al decir que no contaba con el nexo emocional que le atara al género de las aventuras gráficas de los noventa, y sin duda éste ha sido uno de los puntos más importantes a la hora de catalogar la aventura de Tim Schaffer en lo que, para muchos, es una obra de arte. 

 

Este factor permite la ausencia total de innovación convirtiendo el juego en un teatro de marionetas de toques naiff que apoya ese aspecto retro sin renunciar a la imagen actual, el doblaje ha estado cuidado, así como el argumento y ese sentido del humor a lo Terry Pratchett que es, en última instancia, lo que hace que aboguemos por estos juegos los que los seguimos desde hace década. 

 

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Rocket League: El factor competición

O sencillez, o diversión... Rocket League ha sido la gran ovación del momento, el descubrimiento de un juego que ya llevaba unos añitos en PC pero que ha llegado en el momento apropiado y al lugar idóneo para convertirse en un crack. Su lanzamiento como juego gratuito del Plus en Playstation 4 hizo que muchos usuarios tuvieran sencillo acceso a él. Su control intuitivo ayudó a que en pocos minutos ya te hicieras con el control del cochecito. Su sencillo modo competitivo hizo que en cuestión de instantes ya hubiera legiones de jugadores compitiendo on line...

 

Pero ha sido precisamente ese factor, el competitivo, el que ha elevado a Rocket League a una altura que sus creadores, Psyonix, difícilmente consideraron que podría alcanzar. Rocket League parece dispuesto a convertirse en el eSport de moda, y nada va a poder pararlo si sigue por este camino

 

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Star Wars Battlefront: El factor Triple A

El de Star Wars: Battlefront es, curiosamente, el caso más triste de todos. Creado para ser un must have, amado por legiones de fans, el otro día la mayoría de mis amigos de facebook -algunos ni sabía que eran videojugadores- me daban la razón en que, lejos de su aura brillante y su ambientación, el juego deja mucho que desear. 

 

Y es que el factor triple A es el que hace que más le exijamos a un juego. Si encima coges una licencia tan querida y un público tan complicado como el de la obra de George Lucas, te la juegas, y mucho, al llevarlo a videojuego. Battlefront ha salido al mercado con la mentalidad de un juego de hace una década, y eso a día de hoy es imperdonable, al menos para los que buscábamos mucho más en una experiencia que se nos queda corta. 

 

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The Last of Us: El factor innovación

Con el argumento, con el planteamiento, con las mecánicas... la obra de Druckmann y Straley supo ser rompedora en muchos aspectos, quiso llevar el realismo de la acción de los gestos cotidianos al mundo del videojuego, y sin duda The Last of Us lo consiguio... cuando salió al mercado allá por el 2013. 

 

Ahora, sin embargo, lo desiquilibrado de este realismo tira de espaldas y asusta al mismo tiempo. Resulta difícil infiltrarse en silencio mientras vemos a Ellie dar vueltas alrededor del malote o chasqueador de turno. Resulta idiota tener que arrodillarse para leer una nota que no hemos guardado en la mochila, y resulta ridículo que Joel recupere energía por el método de alargar la mano hacia una lata cerrada de tomate frito. 

 

La innovación en las mecanicas es el factor que antes pasa de moda, pues rápidamente es superado por otros juegos y hace que la mezcla de rutinas lógicas con rutinas absurdas rechine más que cuando un juego se limita, simplemente, a repetir mecánicas que funcionan.

 

Motivos para amar, excusas para odiar

En definitiva, hay muchos factores que implican nuestro amor u odio hacia un videojuego, así como el que seamos capaces de perdonarle o no algunos de sus pecados. Esto tan sólo son unos ejemplos de los juegos que jugué la semana pasada. Espero haberos ayudado a reflexionar sobre lo que os gusta y por qué os gusta.

 

¡Nos leemos! 


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