Llega F1 2017 y encuentro el mismo problema que el año pasado
Lo recuerdo perfectamente. También era verano y tuve que encargarme del análisis de F1 2016, que de por sí se trataba de una entrega de la saga de conducción algo floja para mi gusto. Y lo he vuelto a recordar al tener en mi consola la nueva entrega, F1 2017, de la que ya podéis leer el análisis en esta casa. En los dos casos me pasó exactamente lo mismo y recuerdo que hace un año también expuse una queja similar. Demasiados problemas para adaptar la dificultad y las ayudas en un título que debería haber mejorado con los años comprendiendo que no todos los jugadores pueden pasar horas y horas realizando ajustes antes de comenzar a disfrutar del juego.
Hablo de que al igual que la entrega anterior, F1 2017 requiere de muchas horas iniciales únicamente para ajustar a la perfección los niveles de dificultad y de ayudas en la conducción, para que posteriormente probablemente tengas que volver a cambiarlos debido a tu mejora con el juego. Multitud de opciones para adaptar las ayudas en la conducción, que no hay más que probar en la pista para comprobar si has aceptado. Lo mismo ocurre con la dificultad de la IA de los rivales, que en esta ocasión podemos elegir en un número del 0 al 100, por si fuera poco. Es una auténtica locura que a mí, al menos de forma personal, me impide disfrutar de este tipo de videojuegos.
Teniendo en cuenta la dificultad que de por sí entraña saber cuáles son los mejores ajustes, una vez que los tienes listos puede que te arrepientas o, lo que es peor, que no sientas nunca una sensación de satisfacción con tus propias actuaciones. Por ejemplo, cuando me resulta fácil ganar carreras en F1 2017 no pienso que sea porque se me da muy bien o porque realmente he hecho buenos tiempos en mis vueltas, sino porque no tengo bien ajustada la dificultad, que debería ser superior. Lo mismo ocurre en el lado contrario, sintiendo que he sido yo mismo el que ha puesto el reto demasiado alto con los ajustes de dificultad y conducción. Es improbable encontrar el equilibrio perfecto.
¿No sería mejor incorporar alguna modalidad de dificultad y ayudas estándar para elegir? Puede que en ese caso volvamos a encontrar el mismo problema, pero quizás al menos sirva para practicar en coherencia a lo que los propios desarrolladores quieren del jugador. Un buen ejemplo, reciente, lo vemos en Dirt 4, que directamente te pregunta al principio del juego si quieres que la conducción sea tipo simulación o tipo arcade. Dos respuestas, dos claras intenciones, dos tipos de jugadores diferenciados que seguro que van a saber lo que elegir (con la opción de cambiar en el futuro).
Puede que haya a quien le parezca todo lo contrario y disfrute trasteando por todos estos ajustes. Obviamente, no deja de ser una virtud del propio juego, porque tantas ayudas y configuraciones permiten que un jugador novel disfrute del título de la misma manera que un profesional, pero me cuesta tener que ser yo mismo el que valore mis aptitudes. Haga una buena carrera o una mala, siempre pienso que la culpa no es de mi habilidad al volante, sino de alguno de los incontables ajustes a los que tengo acceso en los menús. Y eso es un problema que debería solventarse de alguna manera.
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