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La sensación de progreso en Super Smash Bros. Ultimate es maravillosa

Siempre consigues algo
Por Julián Plaza

Cualquier juego de lucha tiene un problema de serie: mantener a los recién llegados. Por lo general en este género las audiencias están más polarizadas, o tienes a gente que llega directamente para pegarse en el online o abrazas a neófitos que vienen un poco a ver qué se cuece. Con los segundos hay un punto crítico, y es que cuando hayan catado tus distintos modos offline necesitas darles algo que les anime a seguir, porque quizás todavía no han hecho ese clic con las mecánicas que luego hará que vuelen solos.


Dragon Ball FighterZ, por ejemplo, pese a ser el mejor juego de lucha estrenado en 2018 desde mi opinión personal, falla bastante en este apartado. Aparte de un modo historia mal calibrado y aburridote, solo tiene el arcade escalado, que es un modo con buffs para los rivales que tampoco es representativo del combate real, y fuera de estos dos modos encontramos los torneos y luego ya lo estético: las miniaturas de personajes desbloqueables, y poco más. Tras esto ya se salta al online. Super Smash Bros. Ultimate, por contrapartida, es un torrente imparable de novedades.

 

Ultimate


Para empezar, apuesta por algo tan inusual hoy en día como es ocultar la inmensa mayoría de su roster global. Sakurai te obliga a conseguir decenas de personajes, aunque es fácil que te salte alguno que desbloquear a poco que juegues un rato. Incluso si no es así, sabes que has reducido la cuenta atrás para que llegue el siguiente aspirante. A esto se le suman un Mundo de la Luz que es muchísimo más largo de lo normal en el género y, como redoble, más de mil espíritus que coleccionar y subir de nivel. Es difícil que te quedes sin nada que hacer, partiendo de la base que para llegar a los setenta personajes te vas a estar unas cuantas horas.


Super Smash Bros. Ultimate está tan concentrado en hacer que no pares de conseguir cosas que siempre hay un aliciente para volver a él. Por ejemplo, me está animando a hacer el arcade de cada personaje, algo bastante inaudito en mí. No solo es que cada uno tenga una ruta temática única (rivales, jefe final y otros condicionantes exclusivos), es que sé que al terminar su circuito recibiré su espíritu, recursos para subirlo de nivel y extras si me animo a hacer el minijuego de los créditos. Por no decir que, muy probablemente, también me salte un nuevo luchador que desbloquear cuando vuelva al menú.

 

Ultimate


En resumen, todo esto responde a un diseño muy bien medido, marca de la casa, donde a base de recompensas a corto, medio y largo plazo se consigue mantener el interés y las ganas de jugar de los novatos. Una vez más, Nintendo acercando sus franquicias principales al gran público mediante palmaditas en la espalda que hacen que, a poco que juegues, te vayas con algo ganado.


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