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La saga Knitt, cuando menos es más

Simpleza indie
Por Raúl Rosso

Por suerte, y fruto de haberme criado en esto de los videojuegos en unos años donde el apartado gráfico quedaba en un segundo plano y el coco de cada uno era encargado de cubrir todos los huecos audiovisuales en pos de una experiencia excitante me siguen enamorando las propuestas de este tipo. Nifflas es un señor que hace ya más de un lustro lanzó un videojuego independiente totalmente gratuito para PC: Knitt. es una experiencia minimalista en la que controlamos a un pixelado monigote por pixelados entornos prácticamente vacíos y donde lo único que podemos hacer es saltar y deambular por enormes escenarios interconectados. En el primer juego, simplemente teníamos que encontrar una serie de piezas para reparar una nave con la que regresar a nuestro planeta. Pues no prejuzguen, pues la experiencia es de lo más reveladora.

 

El uso del silencio, la inmensidad y la vaciedad conceptual se ha utilizado en los últimos tiempos como un recurso de lo más cool e intelectual (cogiendo con pinzas esto últim) como bien demostraron los juegos del Team ICO u otras propuestas indies como Limbo. Lo insignificante y directo como caballo de batalla a la hora de plantear ideas orgánicas y distintivas en este mundo asolado por el pimpampum y el cañón de plasma. Al jugar a Knitt por primera vez puede parecer que estamos ante una experiencia desoladora, pero es en ese minimalismo exacerbado a todos los niveles donde a los pocos minutos nos quedamos embriagados sin saber muy bien por qué. Lo remarco en el título, menos es más.

 

 

De hecho, el relativo éxito de su propuesta ha desembocado, además de en fomentar el renombre de su autor y la creación de una secuela, en que su juego será llevado a Playstation 3 y PS Vita bajo el nombre de Knytt Underground, un remake del primer juego con gráficos remozados pero con un apartado audiovisual remozado que será distribuido por Ripstone Publishing. Dada la naturaleza del juego, es todo un acierto el llevar esta experiencia al público mainstream en forma de descarga digital, un método para enseñar al gran público una obra que aunque terriblemente parca en todos sus ámbitos creativos de concepción, es merecedora de ser compartida por ser pionera a la hora de plasmar ciertas sensaciones.

 

Este caso concreto es tan solo una ínfima muestra del enorme cúmulo de material interesante que existe en lo más profundo de la red. El mundo de desarrollo independiente, dada la masificación actual de propuestas, es una apuesta arriesgada por las escasas posibilidades de darse a conocer. Ojala muchos otros sean descubiertos y puestos en bandeja para ser mascados por los usuarios escépticos en esto de darle una oportunidad a “jueguecillos cutres gratuitos”.


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