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La reforma de obras públicas me va a costar una huelga

VillaMG no es Uganda
Por Alvaro Ondina

Nunca pensé que meterme en política fuese tan duro. Me imaginaba dejándome barba, mudándome a una gran casa y hablando de una niña y sus chuches. Pues no es así. Ya os conté cómo fue mi llegada a VillaMG, el recibimiento y puesta en marcha de mi pluriempleo. Os diré que todo va en crescendo. Cada día que pasa tengo nuevas tareas que llevar a cabo y, no os engaño, esto es un no parar. Mientras en el mundo real unos se sientan en despachos hablando de crisis y zampándose buenos solomillos, otros recorremos el pueblo de la playa a la tienda y de la tienda al banco para pagar con nuestro esfuerzo las deudas. ¿No hay ningún organismo que quiera rescatarnos?

 

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Tras un largo día de pesca, recolección y pagos de deudas, mirad lo que me encuentro al volver al pueblo

Capitalismo al poder. Por algún motivo no puedo parar de comprar cosas. Eso para una persona de a pie está bien pero es que no solo estoy desarrollando mi faceta consumista sino que, para lidiar con las peticiones que mis electores realizan, me tengo que exprimir las meninges para conseguir el dinero necesario. Creo que debería pedir consejo a esos que dan mítines por la tele ¿me concederían el honor? Por mi consumismo particular, he de decir que ese programa de TV en el que la gente con pasta habla de sus casas de diseño ha hecho estragos en mi economía doméstica. Sí, es cierto que no tengo un mobiliario de diseño ni demasiados lujos, pero tengo una casa con dos plantas que traducido en bayas… me estoy mareando. La otra parte es la del pueblo. ¿Os imagináis que fuéramos todos en fila a la Moncloa o al ayuntamiento a demandar directamente nuestras preferencias?

 

- Por favor, señor Rajoy necesitamos más inversión en sanidad y educación.

- She she, eshtamosh trabajando en ello. Shon nuestrash prioridadesh trash acabar con la crishish.

 

En fin, que uno es más pringao y se levanta por la mañana, recoge su cosecha de Manzanas, cocos, plátanos, piñas, naranjas… Las lleva a la tienda para venderlas, con los beneficios va pagando la deuda y se marcha a La Isla a pescar y recoger bichos de lo más raro para obtener la máxima cantidad de bayas. Así se tira uno una mañana entera dando tumbos de un lado para otro para poder hacer frente a las facturas.

 

EL CAPITAN NEW LEAF.JPG

Esta tortuga ha bebido agua salada, parece que está tarada. A uno se le acaban pegando las rimas

Perdonad, no os he hablado de mis viajes a La Isla. Resulta que el anterior alcalde, Tortimer, decidió retirarse a una isla caribeña con sus palmeras, flores y demás. Pues esta tortuga anciana y parlante ha tenido la bondad de invitarme a su nuevo hogar y no para relajarme y disfrutar de sus playas precisamente. Para llegar a la isla debo coger un bote que es peor que coger el transporte público en hora punta. Seguro que alguna vez en un viaje el pasajero del asiento contiguo se ha puesto a contaros su vida, un niño se ha puesto a llorar o, como ocurre ahora en el metro, el tránsito frecuente de cantantes y guitarristas ha chocado con vuestra tranquilidad. Pues así es el camino hasta La Isla con el Capitán. Este viejo tortugo de mar tiene la costumbre de ponerse romántico y desarrollar su faceta como cantautor para amenizarnos el trayecto (No se quedará afónico, no). Cuando llegué por primera vez a La Isla algo me chocó. Para que lo comprendáis, podemos pescar desde peces payaso a tiburones, podemos cazar escarabajos y cangrejos ermitaños. Pero también podemos zambullirnos en el mar para pescar crustáceos y algunas plantas marinas. ¿No os sorprende nada? Nos metemos en el agua a pescar rodeados de tiburones. Ahora me diréis que vuestros alcaldes lo hacen todos los días. Ya me imagino a Ana Botella con el traje de neopreno entre tiburones…

 

Al menos entre tanta deuda pública, tanto trabajo y esfuerzo, la vida en Animal Crossing tiene algo en común con la vida real. Podemos invitar a nuestros amiguetes, que nos hagan una visita e invitarles a pescar, darles fruta o regalarles ropa diseñada por nosotros. El otro día hice una visita a un amigo y estuve viendo su colección de peces en el acuario. No cabe duda de que algunos caerán enfermos de tanto trabajar. He de aconsejaros que tengáis cuidado con quién entra en vuestro pueblo. La semana pasada nos juntamos unos cuantos compañeros de varios medios y debemos reconocer que nos va bastante el hijoputismo. Dejabas entrar a dos o tres visitantes y los descubrías talándote los árboles e incluso alguno cavaba hoyos alrededor de la entrada de la casa de alguno. Imaginad su cara al salir y tirarse media hora pala en mano arreglando el desaguisado. Alguno se ganó que le echaran a patadas. Si hicieran lo mismo con la panda de delincuentes que queman papeleras o destrozan el mobiliario público…  ¿Os imagináis al policía cogiendo al fulano y metiéndolo en un tren a “vete-tu-a-saber”?

 

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De visita al pueblo de un amigo que me enseña la colección de peces que guarda en el acuario de su museo

 

Lo curioso es que todos los días ocurre algo nuevo en Animal Crossing. Cierto que algunos de nosotros estamos esclavizados para expandir nuestros pueblos lo más rápido posible y que tengáis una imagen de todo cuanto ofrece el juego. En realidad, uno lo puede tomar con calma y realizar pequeñas tareas de ampliación. Ya veréis cuando empecéis a poner farolas, jardines Zen supuestamente pagados entre todos los vecinos y os deis cuenta de que los vecinos son unos agarrados que me río yo de los chistes de catalanes. Así que esas van siendo mis aventuras por VillaMG. Si tenéis curiosidad por saber qué se cuece dentro de New Leaf, pronto puede que os invitemos a dar un paseo. Ahora os dejo que tengo que regar todas las flores del pueblo… la labor de un alcalde.


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