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La magia de las Game Jams

Un clásico único
Por Kysucuac

Goat Simulator no se hizo en un día. Más bien se hizo en menos de una semana, pero lo importante no es el tiempo sino las circunstancias. Coffee Stain Studios organizó una game jam de un mes para relajar a su equipo y entrenarse con Unreal Engine 3: lo único que querían era probar algo distinto, sin presiones, y tras ver cómo muchos de sus proyectos eran serios y complejos, decidieron hacer algo estúpido.

 

¿Qué es una game jam? A grandes rasgos, un grupo de desarrolladores que se juntan para crear: un evento centrado en la cantidad, no la calidad; la creatividad y no la solidez. Cada vez hay más, pero aún así tienen muy poca presencia en los medios, lo cual es sorprendente.

 

El boom indie debería estar ayudando. Varios títulos independientes han surgido o sido ideados en game jams. El caso más reciente, y el que ha inspirado este artículo, es Broforce, cuyo concepto apareció en la Ludum Dare, una de las game jams más importantes del mundo. De sus varias ediciones han aparecido los conceptos de Evoland o Gods Will be Watching, y varios autores como Notch o Lucas Pope (quien creó The Republia Times y 6 Degrees of Sabotage) se han involucrado en sus eventos.

 

Cabanalt, Super Hexagon, Surgeon Simulatorlas game jams han sido hogar de títulos realmente llamativos durante los últimos años. Sin embargo, su magia no sólo consiste en su condición como punto de creación: también sirven para que los creadores novel se den a conocer. Es cierto que ya hay muchos autores independientes forjándose un nombre y juegos que salen de la nada y triunfan, pero siempre hay gente que se queda fuera y a la que los focos no apuntan por mucho que merezca. Las game jam permiten poner ese foco sobre más gente y, en ocasiones, pueden servir como trampolín.

 

 

Por ejemplo, a finales de marzo los hermanos Soret llamaron la atención con The Last Night, un breve título con el que ganaron la Cyberpunk Game Jam, y eso les ha puesto en el radar para algunos medios. Ahora que están desarrollando su primer juego independiente, Behind Nowhere, tienen la referencia del premio y algo de exposición; si hubieran esperado a simplemente sacar Behind Nowhere sin más quizá tuvieran éxito, pero ahora tienen más recorrido.

 

Otro elemento destacable es el cómo, a pesar de que se dan premios, lo importante no es ganar sino participar. Muchas game jams se hacen en vivo y los desarrolladores van por el simple hecho de compartir experiencias con la gente y disfrutar del ambiente y la compañía. Varios juegos son conceptos de primerizos que quieren probar a hacer algo o ideas de veteranos que quieren simplemente crear, y no siempre algo serio. La MolyJam, por ejemplo, gira en torno a la idea de tomar los tweets de @petermolydeux y convertirlos en videojuegos. Las más de las veces esto no son conceptos para títulos completos, y ahí está el ejemplo de The Last Night: es un juego que se completa en cinco minutos y no quiere ser más ni menos. A veces lo único que quieren los autores es relajarse y crear sin más propósito que el de ponerse a prueba. No son demos sino obras completas, cortometrajes para demostrarse a ellos mismos que pueden hacerlo: un desafío creativo en su expresión más pura.

 

Las game jam son algo muy especial y único de nuestro medio. Son una suerte de mezcla entre los festivales de cine independiente y las escenas que se forman en la música según la ciudad, un punto donde se organiza lo que bien podría denominarse una fiesta creativa y un tipo de eventos que necesitan más presencia mediática.

 

Esta misma semana empieza una nueva edición de la Ludum Dare, que durará entre el 25 y el 28 de abril. Aún hay puestos si queréis uniros, ya que se participa por internet. Quizá consigáis algo, quizá no. En cualquier caso, será interesante lo que salga.


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