La historia detrás de Super Mario Bros 2

Es una historia conocida, pero no por ello menos interesante, y con el cercano lanzamiento del título en cuestión para la renacida Consola Virtual de WiiU vale la pena echarle un vistazo a su génesis para comprender su peculiar rareza... ¿Por qué Super Mario Bros 2 era tan extraño? Esa pregunta tiene una respuesta, y mucho más surrealista de lo que parece a simple vista y con muchos culpables y frentes interesados en hacer llegar la obra más bastarda de Mario a todos los rincones del universo videojuego. Y lo conseguirían, vaya si lo conseguirían.

Tras el éxito durante el año 1985 y 1986 de NES en territorio americano acaba cerrando el capítulo de la crisis del videojuego doméstico de 1983. Para 1988 Nintendo of America se encuentra con la tesitura de que necesita nuevos juegos y capítulos para sus franquicias estrella, capitaneados, claro está, por Super Mario Bros, que necesitaba una segunda parte como agua de mayo para la campaña navideña. Eso no sería un problema a priori, ya que esa segunda parte ya existía en territorio japonés para Famicom Disk y no había demasiado secreto al respecto: tomar Super Mario Bros 2, adaptarlo al mercado americano y lanzarlo, parecía fácil, pero no lo sería tanto.

El Super Mario Bros 2 original de 1986 resultó ser una secuela con las mismas características del primer capítulo pero con niveles para auténticos maestros del plataformeo más puro. El punto de dificultad era tal que llevó a Nintendo of America a descartar su lanzamiento, puesto que el nivel exigido para jugarlo, según creían, estaba bastante lejos del target de jugadores del momento, centrado, claro está, en los pequeños de la casa. ¿Qué podían hacer sin una segunda parte de Super Mario Bros válida con la que poder incendiar las ventas en Navidad con un nuevo cartucho millonario? Inventarse una secuela a lo grande.

Para ello acudieron a una obra japonesa de 1987 llamada Doki Doki Panic, una suerte de plataformas bastante peculiar con motivos árabes para sus protagonistas, una familia compuesta por padre, madre, hijo e hija, y sus niveles. Uno de los elementos interesantes de la obra radicaba en que los cuatro personajes tenían sus propias habilidades. También resultaba peculiar la forma de acabar con los enemigos, que consistía en arrancar vegetales del suelo y lanzarlos a cabezas despistadas. Ese mismo movimiento, de hecho, se podía hacer con algunos enemigos pequeños e items y elementos que aparecían en el escenario.

¿Quién habría imaginado en su momento que Doki Doki Panic se transvestiría de Super Mario Bros 2 en una noche muy loca de desenfreno, mentiras y pasión que ha durado tantísimos años? Ambos juegos son exactamente el mismo, pero se cambiaron los elementos de la obra original por otras circunstancias reconocibles del univero del fontanero más famoso del mundo. Los cuatro protagonistas árabes pasaron a ser Mario, Luigi, Peach y Toad; algunos enemigos se cambiaron para la ocasión; items se intentaron asemejar a los que conocimos en el universo Mario y se le dio un empaque que, a pesar de su jugabilidad, encajaba a la perfección con lo que conocíamos del icono de la firma.

Super Mario Bros 2 fue un auténtico éxito millonario en su momento, no cabe la menor duda, pero estoy convencido que a todos nos extrañó lo que Nintendo dispuso a sus jugadores tras el exitoso debut plataformero del italiano. ¿Cómo podía cambiar tanto la fórmula de uno a otro? Fácil: nunca fueron el mismo juego. Muchos tuvimos nuestras primeras sospechas sobre el asunto con la aparición de Super Mario All Stars en Super Nintendo, y la inclusión del misterioso juego llamado Super Mario Bros: The Lost Levels del que nunca habíamos escuchado hablar. Ese añadido era, ni más ni menos la secuela original que Nintendo decidió que no eramos dignos de jugar.

A lo largo de los años han pasado cosas similares con otros juegos y franquicias, pero creo que ningún videojuego travesti ha tenido tanta fama y ha vendido tantos millones como lo hizo en su momento Super Mario Bros 2. Un capítulo entrañable de la historia del videojuego, sin duda.