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Kindle y el futuro del videojuego portátil

Tiempo de cambio
Por Raúl Rosso

El mundo cambia movido por la tecnología, y nosotros nos tenemos que adaptar a ello. Vitas y “Deéses” copan el mercado portátil como viene sucediendo desde hace varios años intentando hacer perdurar su modelo de negocio, pero el auge de los tablets y smartphones hacen cada vez más complicado que los usuarios adquieran una plataforma para usarla exclusivamente para jugar cuando por el mismo precio se pueden obtener juguetitos multidisciplinares con mil y un funcionalidades multimedia. Sí, el aparato de Sony también se puede usar para otros menesteres, pero puedo apostar a que todos sus compradores ya disponen de un smartphone que les sacia de ese tipo de necesidades.

 

Ayer mismo presentó Amazon su nueva línea de hardware, y además de una versión mejorada de su libro electrónico, mostró nuevas versiones de su tablet, el Kindle Fire, que no tendría muchas novedades con respecto a otras propuestas como el sempiterno iPad de Apple o el reciente Nexus 7 de Google si no fuera porque nos podemos hacer con su modelo básico por bastante menos de 200 euros, amén de que por poco más podemos agenciarnos con Kindle Fire HD, un mostrenco multimedia con un procesador más potente incluso que el cacareado Tegra 3 de Nvidia a la hora de mostrar gráficos tridimensionales.

 

Todo esto se traduce en que disponemos de un cacharro Android de tremebundas prestaciones por el precio de una portátil al uso. En este preciso momento es cuando saltan a la palestra los detractores de los sistemas de control táctiles. El problema es que esta tecnología cada vez penetra más en el mercado tradicional, y sin ir más lejos el tandem mencionado anteriormente posee y pretende potenciar dicha funcionalidad. ¿Es tan decisiva la necesidad de botones y crucetas físicas? Tras bastante tiempo flirteando con este tipo de control en videojuegos, cada vez pienso más que no.

 

 

Además, bazares como el App Store de Apple o Google Play ofrecen una enorme oferta lúdica que no pasa de unos pocos euros, cuando no céntimos. Hace poco hice una visual en los lineales de las estanterías de la sección de videojuegos en un centro comercial, y cada vez se encuentran menos videojuegos “tradicionales” en cuanto a complejidad, duración y aspiraciones. Y como ustedes comprenderán, la gente ya no está por la labor de gastarse cuarenta leandras en un jueguecillo cuando puede obtener la misma diversión por 80 céntimos. Hasta ahora pasaba por el aro el consumidor ante la suculenta posibilidad de obtener sus títulos de forma ilegal, por lo que un original al año no hace daño, y el mercado se sostenía. Ahora que persisten “blindadas” las portátiles de la actual generación, las bazas seductoras se empiezan a reducir drásticamente.

 

Está aquello de los juegos exclusivos, pero las desarrolladoras no son tontas, y cada vez amplían las plataformas de lanzamiento a estos dispositivos precisamente por el filón comercial que ello supone, aún cuando el mundo de los smartphones comienza a tener tal nivel de oferta que su saturación resulta hasta contraproducente a la hora de hacerse una idea de “buen catálogo”.

 

Son tiempos de cambio y globalización. Los móviles son consolas, las consolas reproductores multimedia y este cura no es mi padre. Todo tiende a unificarse, solo falta por ver quién cede antes. Por lo pronto, y tras vídeos como el siguiente en el que un usuario ha logrado correr juegos de PSX en un Kindle de los básicos empiezo a hacerme una idea de por donde van a ir los tiros en los próximos tiempos.    


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