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¿Hemos ganado?

John Riccitiello celebra "la edad de oro de los videojuegos"
Por Dayo

John Riccitiello está muy amable y simpático desde que dejó de dirigir Electronic Arts. Aprovechando su conferencia en la pasada GamesBeat 2014, tal y como informa VentureBeat, el exdirector ejecutivo (CEO) de la multinacional dijo que, si había un ganador de la guerra de consolas, éramos todos. “Todo el que se interese por los videojuegos ha ganado”. A primeras es casi inevitable remitir al cinismo y ver esta como una respuesta bienqueda, populista, para ganarse el afecto del público y un aplauso o dos, pero cabe preguntarse hasta qué punto Riccitiello acierta o erra en su estimación ¿de verdad hemos ganado?

 

Sí, hemos ganado. Porque los videojuegos hace diez años eran cosa de frikis asociales y ahora todo el mundo quiere formar parte de la comunidad. Porque la prensa de videojuegos cada día se esfuerza por ser más honesta y menos bombástica. Porque en 2005 teníamos a Jessica Chobot lamiendo una PSP y ahora tenemos a varias mujeres de la prensa española reuniéndose para crear True Gamer Girl, una revista que responde a las acusaciones de que las mujeres no están a la altura y no pueden ser más que una cara bonita y un buen par de pechos. Porque Destiny ha salido al mercado y no ha recibido buenas notas cuando, hace no mucho tiempo, eso habría sido impensable; los AAA de esa categoría nunca reciben malas notas. Hemos ganado porque YouTube ha dado a luz a toda una nueva corriente de vloggers como TotalBiscuit o Campster que han ofrecido una visión alternativa a los videojuegos, profundizando más en ellos y llamando la atención sobre lo bueno y lo malo. Porque ahora hay debate sobre el diseño, la jugabilidad, la narrativa, el argumento, porque se dan ponencias y la gente las cubre. Hemos ganado porque el año pasado Charlie Brooker lanzó un documental titulado How Videogames Changed The World. Hemos ganado porque, gracias a servicios como Steam o GoG, los juegos son más baratos que nunca y tenemos acceso a un catálogo de miles de títulos. Hemos ganado porque los youtubers han popularizado los videojuegos y los han convertido en algo que la gente acepta y quiere disfrutar. Hemos ganado porque ahora hay videojuegos que van más allá de querer matar gente y tenemos experiencias como Shelter o Cart Life que reflejan la realidad y sus penas. Porque hay experimentos como Thirty Flights of Loving que experimentan con las posibilidades del medio y rechazan todas sus convenciones. Hemos ganado porque los estudios están cambiando, porque muchos grandes autores como Keiji Inafune, Richard Garriott o Chris Roberts han encontrado su propio camino a través de la financiación crowdfunding, porque el desarrollo de videojuegos está más democratizado que nunca y cualquiera puede iniciar un Kickstarter para crear algo distinto. Hemos ganado porque somos más que los matamarcianos.

 

TLOU

Le pidieron a un fotógrafo de guerra que retratase The Last of Us. Esto no habría pasado hace 10 años.

 

Pero en realidad no. Aún estamos muy lejos. Estamos muy lejos porque la comunidad sigue siendo una con gente tóxica y cínica y esa misma toxicidad impregna a los periodistas, dividiendo ambos grupos cuando en realidad deberían colaborar el uno por el bien del otro. Estamos muy lejos porque los juegos como servicio son un término muy extendido y hay quienes ven esto como un producto para exprimir hasta que se agote, despedazándolo en pequeñas piezas que venderá más adelante a un público que no merece ser tratado como una masa sin cerebro y unos bolsillos sin fondo. Porque los presupuestos se disparan por el simple hecho de dispararse, construidos sobre bases que no deberían estar ahí, exigencias vacías y falsas innovaciones que nadie ha pedido. Estamos muy lejos porque sigue habiendo promesas sin cumplir, medias verdades y manipulaciones, porque los estudios siguen siendo capaces de poner el dinero delante de la gente. Porque aún no hemos madurado como medio y somos incapaces de llegar hasta las últimas consecuencias, de hablar de temas incómodos. Porque no puede haber protagonistas femeninas y porque su ausencia provoca un debate que acaba degenerando. Porque esto para muchos es un negocio y no un arte, porque hay gente dispuesta a enviar una unidad SWAT sólo por fastidiar.

 

“Estamos en la edad de oro de los videojuegos”, dice John Riccitiello. No es algo que niegue. Creo que no hay mejor momento para querer ser jugador. Vivimos tiempos interesantes, pero eso significa que habrá momentos incómodos y situaciones que nos hagan sentir mal. Estamos en proceso, aún creciendo, aún ganando. Si te detienes a mirar y eres positivo es cierto: esta es una época preciosa. Que vivan los videojuegos. Pero no nos detengamos y nos acomodemos. Aún queda mucho por progresar, mucho por corregir. No estamos en un túnel viendo el final de la luz: hemos salido al exterior y el mundo es hermoso. Pero aún tenemos que comprenderlo, asimilarlo. Hemos ganado al progresar, pero no hemos terminado de ganar. Celebremos nuestras victorias. Enmendemos nuestras derrotas.


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