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Hearthstone y la importancia de la voz

No es lo que dices, sino cómo lo dices
Por Kysucuac

Qué le voy a hacer, me gusta hablar de juegos de cartas. Yo soy así. Pero hoy no voy a hablar de las mecánicas de Hearthstone ni del supuesto gran cambio que nos espera el mes que viene. No, hoy voy a hablar de algo que me gusta casi tanto como los videojuegos. Y no, no estoy hablando de comida. Aunque la comida me gusta mucho. Peeero no, voy a hablar de... (inserten redoble de tambores) ¡el doblaje! Para ser más exactos, del doblaje en el videojuego. Y, para concretar más todavía, como he especificado unas líneas más arriba, el doblaje en Hearthstone.

 

El juego de cartas de Blizzard es de apariencia sencilla, pero muy bonito. El tablero, simple e interactivo, es lo primero que nos llama la atención; sin embargo, a pesar de que podemos vivir perfectamente sin ellas, las voces también tienen un papel importante. No son imprescindibles, pero agradecemos su existencia porque sin ellas el juego no sería el mismo. Cada personaje nos transmite algo gracias a su voz. El Gnomo Paria no sería tan paria sin su “¡Me encuentro maaal!”, y por supuesto más de un personaje es todavía más odiado gracias a su frase estrella (“¡Un día seré como tú!”).

 

Os estaréis preguntando: “¿A qué leches viene ahora hablarnos de las voces de Hearhstone? ¿No tienes nada mejor que hacer hoy?”. Pues desde luego que no. Veréis, una de las razones por las que me pongo a hablar hoy de esto es el cambio que hemos sufrido (sí, sí, sufrido, porque todavía no he visto a nadie capaz de disfrutarlo) en dos personajes principales de este título: Garrosh y Rexxar. ¿Ya sabéis de lo que hablo?

 

Pongamos el contexto de por medio antes de empezar a criticar. ¿Recordáis la Navidad? Sí, esa celebración en la que a Papa Noel (o a los Reyes Magos. O a ambos, depende de vosotros, de vuestros padres, y de cómo ande la economía familiar) le da por colarse en casa y dejarte algún regalito. Bien, en el mundo de Warcraft también tenemos una festividad así, llamada Festival de Invierno. Este año hemos podido vivirlo en Hearthstone, y hasta contábamos con un saludo especial para cada uno de nuestros héroes. ¡Sí, todos felicitaban la Navidad! Bueno, sí, el Festival de Invierno. Pero, de repente, algo pasó: Dos héroes dejaron de ser los mismos de siempre.

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Garrosh Grito Infernal, Jefe de Guerra de la Horda, y Rexxar, Señor de las Bestias, tuvieron algún problema en la garganta. Es la única manera de explicar el cambio de voz que ambos sufrieron durante el Festival de Invierno. Hay resfriados que duran para siempre, ¿eh? Sea como fuere, poniéndonos serios, los actores de doblaje del Guerrero y el Cazador cambiaron por las razones que fueran – los iniciales no pudieron, o no quisieron, hacer la frase de “Feliz Festín del Festival de Invierno” – de modo que tocó buscar a un par de pring... de profesionales que, no sólo se encargasen de la frase eventual, sino de todas las líneas de diálogo. El resultado fue nefasto.

 

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El "¡Victoria o muerte!" de Garrosh ha cambiado demasiado como para dejarlo pasar 

 

No dudo de la profesionalidad de sus actuales actores, pero los personajes han perdido fuerza. Se nota, sobre todo, en la sustitución de Jorge Teixeira, que ya hizo de Garrosh en Warlods of Draenor. Ese señor tiene una voz muy versátil (a mí me encantó en Jester el Aventurero, por ejemplo), pero su forma de darle la fuerza y la rabia necesarias a la interpretación de Garrosh es, desde luego, sobresaliente. Eso es lo que le falta ahora: rabia. Con Rexxar pasa exactamente lo mismo: Falta una emoción, algo que nos diga “killo, que te voy a cazar, me cago en todo”.

 

Ojocuidao, no hablo de una voz y su tono, hablo de lo que esa voz es capaz de transmitir. El principal problema ante un cambio de voz va más allá de cómo suena, ya que lo que verdaderamente importa en un juego como Hearthstone es cómo hace que suene el personaje. Valeera es seductora y mortífera, Malfurion es sabio y calmado, Garrosh debe mostrar su furia contenida. Pero el nuevo Jefe de Guerra se ha desinflado por completo y su “¡Victoria o muerte!” ya no tiene tanta gracia.

 

El problema no está en la voz, sino en la emoción. Y cuando un juego como Hearthstone, tan sencillo, tan simple, te invita a fijarte en este tipo de detalles, la cosa se va un poquito a la mierda. Sí, podemos vivir sin voces en este juego, pero no sería lo mismo. Es como si nos quitasen lo de hacer click en el tablero y cargarnos un jarrón o hacer que se teletransporte una bota. Por eso, niños, si algún día os hacéis actores de doblaje, no lo olvidéis: Tengáis la voz que tengáis, sea bonita o fea, no olvidéis que lo importante es saber transmitir lo que queréis decir. 


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