Grandes esperanzas para un mando pequeño
Las noticias sobre la nueva PS4 son tan preciadas y perseguidas como una pepita de oro para un forty-niner en la California de 1850. Los rumores sobre la próxima consola de Sony, referida como PlayStation 4, no dejan de sucederse, viéndose incrementados por los títulos desarrollados expresamente para la susodicha plataforma que se van anunciando. Siendo un salto tan transcendental entre generaciones no es para menos, y así ha ido sucediendo desde el comienzo de este simpático sistema de ocio lúdico que es el videojuego.
Un tema que a mí me inquieta (ligeramente, no vayamos a ponernos dramáticos) es el mando que vendrá acompañando a la PS4. Por ahora la información que se filtra centra su importancia en el panel táctil frontal. Aunque la disposición de elementos del controlador recuerde al Dual Shock 3, que es el mando del que disponemos desde el 11 de Noviembre de 2007, los botones Start y Select desaparecen, integrándose sus funciones en el panel táctil. El rediseño es más ergonómico, los gatillos mejoran con la implementación de recorrido, la cámara reconocerá la posición del jugador, comunicación inalámbrica con la consola…
Todo suena fantástico. Y la preocupación viene porque, personalmente, no quiero un mando del tamaño del anterior. Es tan sencillo y, en el sentido práctico, tan complejo como esto. Puede que sea vuestra elección de consola, y que profeséis tal amor por el cacharro de Sony que busquéis mi quema en una pira, pero pensadlo bien. El controller que tan grandes partidas de tantos juegos os ha proporcionado, mayormente en los títulos exclusivos (algunos de una excelencia sin discusión posible) para PS, podría haber sido más cómodo para algunos de vosotros.
Si tenéis las manos pequeñas, hasta aquí llega vuestro interés, no sin antes felicitaros por haber disfrutado de una consola pensada para japoneses. Para manos japonesas. Lo curioso es que tras estar en Japón, midiendo 1,75 m., comprobé que las japonesas eran muy menudas a mi lado… pero no ocurría lo mismo con los hombres. Más bajos, unos cuántos. Pero también suficientes de mi estatura o más altos como para dejar la media en 1,70 m. Y viendo sus manos (en el metro de Tokyo es apasionante observar a los viajeros) no vi muchas diferencias. Las de los luchadores de sumo, esos semidioses para los nipones, sí que deben encontrar problemas con el mando.
Ahora bien, tratando el tema con bastantes personas de varias nacionalidades, y no necesariamente jugadores de baloncesto, estaban de acuerdo en una cosa: otros mandos son más cómodos. Y el establecido para Xbox 360 es el que se lleva la aprobación general. No, de verdad. No tengo nada con Microsoft (en todo caso con Razer y su Onza Tournament para jugar en PC. Eso sí es favoritismo revelado), sólo aprecio por un mando que hace que un par de combos típicos de hack ‘n slash sean bastante más agradecidos y sencillos de ejecutar que con el mando de PS3. Y todo por cuestión de distancias y ergonomía: incomodidad por falta de espacio.
No llueve a gusto de todos. Pero al igual que hay preferencias a la hora de elegir un cuerpo de cámara de fotografía, con las elecciones paralelas entre Nikon y Canon (por compararlas con PS3 y Xbox 360), el mando de Xbox es más robusto y pensado para manos occidentales. Tanto para manos de pianista como para ese amplio sector de la población estadounidense con sobrepeso, sin significar por ello un problema para la gente de 1,50 m. No vamos a tratar el tema de los conciertos, los asientos de aviones y otras rivalidades por tamaño.
Simplemente se puede ver el tema como un pensamiento por parte de los japoneses hacia el exterior. Viendo la situación de los juegos japoneses en la actualidad, y la preocupación por las ventas fuera de su isla/torre de Marfil, sería algo a considerar. No hay que olvidar que ya en otras ocasiones muchos gamers hemos sufrido este problema de tamaños, y curiosamente se ha dado con mandos como el de la Gamecube o la NES. Nintendo. Japón de nuevo (o de viejo, en este caso).
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