Gameplay de Outlast II, de topicos y sustos bien llevados
La noche del martes pude, al fin, probar la dichosa demo de Outlast II, o mejor dicho, Outlast al dos romano u Outlast al palito palito, ya que el logo del juego ha querido ser tan audaz que al final suena un poco a coña todo. Pero cuidado, no os dejéis llevar por algunas de las simplezas que la demo de lo nuevo de Red Barrel incluye: más allá de su intro de sobre de muñecos de a peseta, de su logo cogido por los pelos y su tratamiento del catolicismo sin estudios, tiene algunas cositas interesantes que vamos a comentaros a continuación.
En un lugar perdido de Arizona...
Reconozco que cogí Outlast II sin demasiadas expectativas, con la única intención de hacer uno de esos gameplays chorras de los que luego me río con amiguetes y tal, y con la excusa de aprovechar y tomarme un whisky delante de la consola. La intro: unas parrafadas que, como véis en el vídeo que os incluyo a continuación invitan mucho a la risa floja, me dejó con el cuerpo un poco meh, y empecé a jugar con tono crítico destroyer porque, como digo, la cosa no iba a ser seria.
Una cruz ardiendo, frases de película de terror de serie B y un logo que como diseñador gráfico me resulta chillón da paso a un principio de juego que no desmerece y que supera con creces lo que disfrutamos en el primer Outlast. Gráficamente Outlast II sorprende si jugaste a su precuela, con unas texturas muy sólidas, mejoras en el movimiento del protagonista que ahora salta, trepa, abre ventanas, se deja caer, se agacha y se tira al suelo, y un punto de vista más cercano al juego A o B que al indie de tapadillo desarrollado por veteranos.
La historia gusta pero no mata: Somos un cámara que acompaña a su mujer como periodista de investigación a lo m-as profundo del desierto de Arizona -sep, en el víeo digo Alabama, se me fue un poco- para investigar el aesinato 'aparentemente imposible' de una joven embarazada sin identificar. Una historia que sirve de mera excusa para llevarnos a un escenario que poco tiene que envidiar al de Resident Evil 4, aunque aquí no hay escopetas ni pelazos a lo Leon Kennedy.
Empieza bien
Tras dar nuestro primer paseo por un pueblo destartalado, encontrarnos con nuestro primer calvo con machete y empezar a tomarnos todo un poco a cachondeo, el juego nos lleva a un pozo en el que una extraña lengua kilométrica nos lanza a un túnel de ventilación, a lo alien, que termina dando con nuestros huesos en la clase de geografía e hitoria de un instituto de la américa profunda.
El paso de las sombras de fuera a la luz del aula juega con nuestra mente mientras tratamos de comprender cómo hemos llegado al instituto desde el desierto vacío a través de un poco. Pronto queda claro que nada es lo que parece, que estamos moviéndonos por varias capas de la realidad, y mientras cotilleamos las pertenencias de una adolescente llamada Lynn que trabaja en el periódico del instituto -sep, parece ser que estamos viendo escenas del pasado de nuestra mujer- los pliegues lovecraftianos y el absurdo de La Escalera de Jacob o Silent Hill vuelven del pasado para ofrecernos la locura de la irrealidad con un primer susto épico y la aparición de los calvos favoritos de la gente de Red Barrels.
Topicazos y poca documentación pero interesante
Reconozco que como pseudo cristiano o universalista, aun no lo tengo muy claro, hay cosas de este Outlast II que me hacen gracia por su poca documentación. Han intentado ser superblafemos e incluir altas dosis de crítica hacia la iglesia católica mezclando imágenes de los Protestantes y los Evangelistas con la Iglesia Católica sin tener muy claro lo que hacen. Hay una frase especialmente, con un cartel que se repite en los pasillos del instituto: 'Escuela católica: ¡El Camino al Éxito!' algo tan idiota y disparatado que me hizo reirme durante un buen rato en los vídeos gameplays que grabé.
No obstante, y aunque la documentación ha sido escasa con algunas chorradas como un pesebre sangriento o lo que me gusta llamar un crucifijo cruzado con una bicicleta, el juego pronto da paso a nuestros queridos calvos con una espectacular huida por un maizal que termina trágicamente porque esto, al fin y al cabo, es una demo.
Me da la impresión de que aún me queda mucho por exprimir y dedicaré el fin de semana para echarle un ojo más en profundidad al juego por ver si hay nuevos caminos y rutas de acción en la línea del papi PT. Al margen de que hay más caminos o no, lo cierto es que Outlast al palito palito promete. Podrían haber profundizado más en la religión de Arizona, con un 67% de Cristianos de los que la gran mayoría son protestantes frente al 21% católico, especialmente cuando, como os digo, confunden la imaginería Protestante y Evangelista con la católica, empezando por esa cruz con doble aspa -lo que en vídeos llamo 'el cartelito de INRI'- o la imágen del cartel del 'camino al éxito'. Sin embargo, patazos culturales y de documentación a un lado Outlast II podría terminar siendo interesante, sobre todo si no se zarpan y lo ponen a un precio justo.
Y poco más, si queréis más vídeos os invito a pasar por mi página o clickar los siguientes enlaces, que no publico en la página porque contienen imágenes más fuertes que pueden herir la sensibilidad y bla bla bla. El segundo vídeo lo tenéis aquí y el tercero aquí.
¡Nos vemos!
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