1. Mundogamers
  2. Noticias

Flappy Bird dice adiós

El padre de la nueva sensación móvil quita su juego de las tiendas
Por Dayo

¿Os acordáis de Flappy Bird? Claro que os acordáis de Flappy Bird. Hace pocas semanas que estalló para convertirse en un fenómeno a nivel mundial, forjándose como la nueva sensación del juego móvil, recaudando 50 000 dólares al día y obteniendo un millón de descargas diarias.

 

También era un juego muy cutre.

 

Digo “era” porque su creador, Nguyen Ha Dong, ha decidido quitarlo de App Store y Google Play. “No puedo soportarlo”, dice en su Twitter. Algunos creen que es una maniobra publicitaria para hacer que la gente descargue aún más copias, otros dicen que es una forma desesperada de llamar la atención, otros opinan que es un llorica y que no debería quejarse porque, bueno, 50 000 dólares al día.

 

“La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo”, decía Tyrell en Blade Runner. Bajo esa comparativa Flappy Bird ha brillado diez veces con mayor intensidad, y ha tenido tiempo para casi todo. Ha sido objeto de análisis desde varias perspectivas, artículos utilizándolo como ejemplo para hablar sobre temas mayores (sí, soy culpable de contribuir al proceso), una retahíla de clones e incluso sospechas de que su fama se debe a los bots. Ha sido amado, despreciado y, en general, comentado con tanta intensidad como cualquier otro éxito en un proceso muy corto. Y ahora que se va, llega la primera pregunta: ¿alguien se acordará de él?

 

Su autor asegura que seguirá haciendo videojuegos, pero nadie sabía quién era él hasta hace muy poco. Ha tenido una vida corta e intensa, pero no estoy seguro de que esa intensidad vaya a quedar registrada en la mente colectiva. Este año el creador de Candy Crush fue invitado al festival Fun & Serious para dar una charla, y aún recordamos los fenómenos de FarmVille o Temple Run. Pero miremos al futuro ¿alguien dirá dentro de un año, dos años, “os acordáis de ese juego, Flappy Bird”? Personalmente, no lo creo. Casi da la sensación de que Dong no sólo está quitando su juego sino que también se está retirando del radar público para nunca volver. La mayoría de los autores suelen aprovechar el éxito para anunciar de inmediato que harán nuevos proyectos y mantenerse vigentes de alguna forma, pero Dong prefiere esta suerte de suicidio mediático.

 

Sin ti?tulo 2 14

"Ah ¿os acordáis de ese juego? Era muy difícil ¿eh?"

 

Sería fácil imaginar que hace esto para evitar que la gente siga metiendo las narices y, por ejemplo, descubrir que realmente estaba utilizando bots para popularizar su título, ya que su respuesta ante dichas acusaciones fue tan abierta y vaga que sería fácil pensarlo. Pero en realidad esto se debe a algo mucho más sencillo y comprensible: la fama pesa.

 

Nguyen Ha Dong no es un tipo que quisiera ser famoso. Una rápida visita a su Twitter muestra cómo entra en contacto con sus fans pero al mismo tiempo rechaza entrevistas y critica a los periodistas por perseguirle. Uno de sus posts versa: “La gente de la prensa está sobrevalorando el éxito de mis juegos. Es algo que nunca he querido. Por favor dejadme en paz”.

 

Ninguno sabemos lo que es ser realmente famoso. Hablo de fama internacional y millones de ojos mirándote. Hablo de éxito súbito, convertirte en una figura con una gran presencia que aparece en todos los medios y que puede llegar a ser una referencia para su medio.

 

Eso no lo conocemos. Probablemente nunca lo hagamos, ni tú ni yo. Pero Mike Bithell, padre de Thomas Was Alone, sí lo conoce, y explica muy bien en su Tumblr cómo es “gozar” de este tipo de fama. La verdad es que parece duro. Seguramente estoy siendo muy tópico aquí, pero sólo tenemos que pensar en figuras públicas como Justin Bieber o Miley Cyrus, a quienes la fama ha devorado y deformado. Tienen a millones de personas hablando sobre ellos, criticándoles, halagándoles, diciendo qué deberían o no deberían hacer. Al final, tantas voces en tu cabeza acaban contigo porque ellos son sólo una persona. Nguyen Ha Dong es sólo una persona. Y no quiere estar en esa situación.

 

Así visto, es comprensible que Flappy Bird desaparezca de las tiendas virtuales, pero siendo honesto y remitiéndome a lo dicho, tampoco es que sea para tanto. No es como que sea el último gran éxito de la App Store. Lo olvidaremos y aparecerá otro juego en el que un pájaro sea arrojado desde un cañón para recolectar caramelos del mismo color mientras esquiva bolas eléctricas. Y “Dong” volverá a ser una forma de decir “pito” en inglés.

 

Y todos seremos felices.


<< Anterior Siguiente >>