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Fallout 4: Los inicios son importantes

Parecía traicionar a la saga, pero no
Por Rafa del Río

Ah, los inicios de los videojuegos, ese momento en el que pones el bluray en la consola, esperas las cargas, los parches y demás, y finalmente le das a cualquier botón para empezar a jugar, porque aunque la pantalla te diga que pulses el botón options, tú ya sabes que con darle a cualquier botón el juego empezará a funcionar

 

Los inicios son importante, y con ello me refiero al cómo empieza un videojuego en sí. Si hago memoria en el tiempo, creo que la gran mayoría de estos inicios, acaban por tener siempre un patrón común: el de la sorpresa, el de anticipar lo que vas a tener que decubrir. Inicios que huyen del 'vamos a contarte una historia' y se aproximan más al 'vamos a dejar que descubras tu historia'.

 

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Inicios legendarios

Ya Bethesda lo logró con su Elder Scrolls IV: Oblivion, que en el papel de un preso que huye en pleno 'motín imperial' nos invitó a descubrir un mundo fastuoso y preciosista en que todo o casi todo era posible. Ahí tuvimos Fallout 3, que tras toda una vida en el refugio 101 nos invitó a explorar el yermo en busca de nuestro padre... o no. Incluso el Fallout de Obsidian, New Vegas, logró transmitir algo de esa magia al despertar en la camilla de un cirujano sin recordar absolutamente nada de nuestras correrías por el desierto de Mojave. 

 

Kevin Levine también supo hacerlo bien con Bioshock, planteando un principio mítico con la primera entrega, sumiéndonos en el mundo de los Big Daddies a manos de otra compañía en la segunda y ofreciendo el inicio más espectacular de la saga con Bioshock: Infinite y su prota de gatillo fácil. 

 

Podéis llamarlo Dishonored, The Last of Us, Dying Light o Quantic Dreams con uno de los inicios de juego más originales en Omikron: The Nomad Soul, que traspasaba las fronteras entre el videojuego y la realidad. A la hora de la verdad, para que un inicio adquiera la categoría de legendario es necesario sorprender al jugador, tener al usuario en ascuas, invitarlo a querer descubrir su historia y despertar el deseo de ver lo que hay más allá de esos primeros compases que se nos hacen eternos... 

 

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...Y Fallout 4 ha vuelto a conseguirlo

No voy a haceros ningún spoiler, tranquilos, ya mañana hablaré a fondo de la intro para daros tiempo a jugar a los que lo tengáis para echarle un ojo entre ayer y hoy. Tan sólo hablaré de la primera media hora de juego, en la que podremos acompañar al matrimonio protagonista y su pequeño bebé en su vida previa a la caída de la bomba en Boston.

 

El juego empieza en un cuarto de baño en el mundo del pasado, una sociedad idílica que, sin embargo, se encuentra en guerra, y en la que podremos reconocer todos los mitos y elementos de la saga con un aspecto más pulido y redondeado del que el retrofuturismo de Bethesda nos tiene acostumbrado en un paso que parece ser un ultra-art deco que funciona a la maravilla con el nuevo espíritu de la saga.

 

Los grandes avances se dan la mano con un estilo clásico años 20-50, y tras una serie de eventos de corte costumbrista en los que lo cotidiano tiene una fuerza espectacular -algo muy parecido a lo que vimos ya en Fallout 3-, la familia huye al refugio donde otra serie de eventos dan como resultado la congelación de nuestro personaje, sea él o ella.

 

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Un superviviente del pasado pasado

Y aquí es donde la saga rompe con su tradición y nos ofrece un personaje diferente a todo lo que hemos manejado antes: Una mujer u hombre moderno que recuerda el mundo antes de la caida de las bombas y que, como Mad Max, tiene una búsqueda pendiente y un camino que hacer.

 

En este sentido, la costumbre de manejar a niños criados en refugios o en el yermo puede desconcertarnos un poco al principio. Sin embargo pronto se demuestra que poco importan los orígenes de nuestro personaje, e incluso es más fácil identificarnos con esta persona que ha visto el mundo moderno y en lo que se ha convertido al compartir con nosotros el prisma del fascinado horror de explorar un mundo que es casi tan nuevo para él como lo es para nosotros. 

 

Es por esto que creo que Bethesda a vuelto a conseguirlo: Volvemos a enfrentarnos a un mundo que, por un lado, contiene todas las claves del universo que conocemos, pero a la vez nos resulta fascinante y desconocido. Volvemos a tener uno de esos inicios que nos animan a investigar para entender qué ha pasado y por qué. Y volvemos, en fin, a tener una justificación para salir de un refugio y perdernos en uno de los jugosos mundos postapocalípticos de la saga, que en esta ocasión viene cargado de escenarios y con el aliciente extra de la verticalidad.

 

Ojalá todos los inicios fueran así.

 

¡Nos leemos! 


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