Españoles, "soplar el cartucho"... ha muerto

Un tipo como tú o como yo ha hecho un experimento y ha tirado por tierra la teoría de “soplar el cartucho” de los ochenta y noventa. Desde el foro de Digital Press se ha llevado a cabo el presente ejercicio: ha consistido en probar dos copias de Gyromite (Nintendo, 1985), uno de los juegos de lanzamiento de NES en Estados Unidos compatible con el bueno de Rob, y ha soplado 10 veces al día durante un mes uno de ellos y ha dejado el otro sin soplar. Además de comprobar que nuestras válvulas pulmonares no acababan siendo definitivas en el funcionamiento del juego, ha querido mostrar los efectos negativos de más de 300 bufadas sobre el contacto del cartucho. Aquí tienen la muestra:

Dejando de lado que el autor, el bueno de Frankie Says Relax, quizás, bufaba con algún que otro perdigonazo, no creo que a día de hoy nadie dude que esa práctica fuese más un mal vicio que un remedio infalible. Normalmente, la culpa de que el cartucho no funcionase respondía más al hecho de no haber insertado bien el disco a la primera que a nuestro oxigeno expulsado con rabia desde nuestras bocas. De hecho, hay muchas prácticas que han pasado a la historia de nuestra metodología como jugadores y, por desgracia, han quedado olvidadas... ¿Me permitís recordar tres al azar? 

En los salones recreativos se estilaba mucho el ser un burro, y el “lanza con fuerza los cinco duros y salen dos créditos” se convirtió en deporte olímpico. ¿Cuál fue el génesis de su práctica? La de siempre, un p*to mentiroso que mareó la perdiz y aseguró haberlo logrado durante una mañana campanera en la que, oh, sorpresa, no había nadie para verlo. ¿Os habéis fijado en eso? Todo el mundo aseguraba en los salones recreativos de la época llevar a cabo los milagros más increíbles y únicos durante los momentos en los que no había ni el tato viéndolo. Hoy nos reímos, pero en su momento nos provocaría auténticos dolores de cabeza. Evidentemente, algún cierrabares probó el chispazo y revolucionó por siempre nuestro ocio de gratis. Hasta que venía el Mariano de turno y te pegaba un soplamocos que te quitaban las ganas de volver a intentarlo.

Otro mítico: “Haz el código Konami en todo lo que se mueva”. Lo del código Konami no ha vuelto majara a todo jugador que sabe de qué va el asunto. Muchos juegos de la época de platino de la empresa japonesa, al ejecutar una orden durante momentos concretos recibíamos algunas bonificaciones muy interesantes, el comando era arriba x 2, abajo x 2, izquierda, derecha, izquierda, derecha, B y A. Pues bien, debo confesaros que yo he visto a gente hacerlo con cualquier cosa que tenga un control direccional. Prueba de la locura es la existencia de la presente página web, Konami Code Sites, en la que nos muestran recónditos rincones en los que aplicar nuestra fiebre Konamiesca. Para entrar en ella, hay que hacer el Konami Code. Puro amor.

¿Recuerdan el “Abajo + b cuando lanzas la pokéball”? ¡Es super efectivo! Pues no, mierda. Hacer el abajo + B durante el transcurso de la captura de un monstruo de bolsillo era tan sumamente efectivo como rezar un Ave María para poder capturar a ese Tauros con esa Pokéball cutre. ¿Eres un vagabundo o qué? ¡Cómprate una bola como dios manda, pordiosero! Como nos paremos a hablar de Pokémon, probablemente, no acabaremos: hay teorías random hasta aburrir. Por contar una al azar, recordaros la máquina de clonar monstruos que se efectuaba con un cable link... ¿Se acuerdan? Mientras hacías  el intercambio de criaturas con el cable link podías apagar la consola durante un momento concreto para pasarle tu bicho a tu amigo sin perderlo. En romano paladino: estafar a la hacienda de Johto. No obstante, Mew, Mewtwo, Articuno, Zapdos y Moltres pasó a formar parte del equipo de cualquier hijo de vecino de Cerdanyola del Vallés. Eso sí, no lo hagas con MissingNo que montas un quilombo bien gordo.

No dudéis en compartir con nosotros las vuestras: hay muchas más. Quizás conseguimos crear un perfil de jugador interesante. Muchas de ellas, como digo, han quedado en el olvido y ya nadie las usa, diablos, ¡es hora de homenajearlas! ¡Ayudadnos!