¿Es posible sobrevivir a base de demos?
No hay nada como un chuletón cuando tienes hambre, un vaso de agua cuando tienes sed, o meterte en una cama recién hecha con las sábanas limpias cuando estás cansado. Son los placeres de la vida, y cambiemos chuletón por ensalada o tofu, agua por birra, tinto de verano o Coca Cola y cama por hamaca o por futón, una cosa bien hecha, cuando hay ganas, potencia sus efectos hasta un límite insospechado.
Es por esto que, tras volver ayer de mis vacaciones en Valencia con la madrina de la peque y tras unos días cojonudos absolutamente desconectado de redes sociales, internet, móvil y videojuegos, he querido aprovechar el regreso para adentrarme en el territorio demo dejando a un lado juegos más potentes en pro de estas pequeñas pruebas de degustación que siempre suelo tener pendientes. ¿El motivo? La salida hoy mismo de la expansión de Fallout 4: Far Harbour, a la que le tengo muchas ganas.
¿Es posible sobrevivir a base de demos?
En esta ocasión no es que haya supuesto una supervivencia extrema en lo que a tiempo me refiero. Con Yakuza 5 -chupito- terminado, I am Alive apurado al máximo, Rain finiquitado y Life is Strange a la espera de ser retomado en condiciones, apenas he tenido una tarde y una noche para aprovechar estas demos y betas. No obstante, el espírtu, la idea, está ahí: Aprovechar las demos para esperar un lanzamiento sin liarte con nuevas historias. Y sí, es posible, aunque ojo, tiene un pero.
Y es un pero muy grande.
Me explico: Al principio aproveché para darle otra vuelta a PT a ver cuánto aguantaba esta ocasión antes de cagarme con una sonrisa en Hideo Kojima y su forma de hacer terror, luego dediqué un rato a Oddworld Stranger's Wrath que me decepcionó bastante, con lo mucho que me había gustado el juego en su momento en la primera Xbox. Los juegos de Telltale ni los he tocado, porque total, la idea es no meterme en más historias, y al final, tras jugar Kung Fu Panda (decepcionante pero mi hija muy feliz), pasar de las demos de LEGO porque ya los tengo más que exprimidos y reirme un rato con Klaus, aunque no demasiado fuerte, me puse a jugar Resident Evil Revelations 2.
Y aquí está el pero.
Ya sabéis, el pero ese muy grande del que os hablaba hace un párrafo: me he picado como un pardillo a jugar a Revelations 2, y ahora tengo ganas de seguir jugando al juego. Y sí, mira que tiene cosas malas, una jugabilidad flojita, unos zombis de risa, una historia tirando a chufa, unos insectos gigantes que parecen diseñado por el tonto del equipo y que tienen una movilidad de risa floja, unos gráficos muy pobres y unos entornos que recuerdan a los tiempos de Playstation 2 y la primera Xbox...
...pero ¿qué queréis que os diga? me he enganchado a querer terminarlo y, lo que es peor, me ha recordado tanto a The Evil Within que he aprovechado que en su momento lo jugué en Xbox 360 para ponerlo en mi lista de deseos y volver a jugarlo en Playstation 4 con sus extras y demás.
Así que cuidado con la supervivencia a base de demos
Porque el experimento, al final, me ha salido rana: sigo teniendo ganas de coger Far Harbour esta tarde y darle amor para poder analizarlo la semana que viene y daros mañana las primeras pistas de si merece la pena o no, pero, por otro lado, tengo unas ganas locas de volver a la isla de Revelations 2 a seguir desentrañando su misterio a pesar de sus múltiples carencias, y estoy deseando retomar The Evil Within y rejugarlo en nueva generación a pesar de haber terminado el juego de Mikami hace ya unos meses en 360.
Resumiendo: las demos no dejan de ser cebos para que probemos juegos y decidamos si queremos comprarlos o no. En el caso de la demo de Uncharted: the Nathan Drake Collection, la cosa les salió rana conmigo, pues me quitó las ganas de jugar, pero en otros casos hace que terminemos pasando por el aro y compremos el completo para continuar la historia o disfrutar de su jugabilidad, como me pasó en su momento con Trackmanía Turbo. ¿Es posible subsistir a base de demos? Pues sí, pero cuidado, porque a la larga puede salir caro al hacernos comprar títulos que ni teníamos pensado obtener.
¡Nos leemos!
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