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¿Es pecado cargar partida en un juego de sigilo?

La eterna cuestión
Por Tipo de Incógnito

Cada vez que se lanza un nuevo juego de sigilo estoy en las mismas. La moral de los videojuegos, quizá porque llevo muchos años jugándolos, se me plantea como algo bastante serio y que llevo a rajatable. Dishonored 2, como su primera parte, te juzga por lo bien que te ocultes y lo poco que mates y te sube una estadística de caos en caso de que seas un asesino que actúa a la luz del día y que genera miedo en la sociedad. 

 

Por supuesto, yo no puedo permitir eso porque soy la emperatriz de Dunwall en mi primera partida y, si mato, estoy sacrificando a mis súbditos a cambio de recuperar el poder. No encaja con mi sistema de valores como protagonista de este juego. Esto es muy bonito sobre el papel, pero con el mando en las manos, significa estar guardando y cargando partida constantemente, lo que, con cada nuevo juego en el que hago esto, se me plantea como un fallo personal y una manera equivocada de jugar. 

 

 

Siempre he sido defensor de esta manera de hacer las cosas porque, al final, si el juego lo permite, es una forma tan válida como cualquier otra de jugar. Pero a medida que me repito y hago lo mismo, empiezo a cansarme de esta forma de ser. ¿Y si intentara ser natural y asumiera mis errores en cada partida? Posiblemente, muy seguramente, casi con total certeza, mis partidas iban a ser un caos absoluto porque no soy tan hábil como para ser sigiloso a la primera. 

 

El choque entre lo que me gustaría hacer en el juego y lo que luego consigo es una faena que me frustra, no como jugador, porque me lo paso bien; sino como persona que piensa que debe conseguir un objetivo concreto dentro del mismo y que no lo hace porque no tiene el tiempo ni la paciencia para revisar cómo se mueven todos los enemigos en su escenario y, seamos también sinceros, porque los juegos fallan y a veces no se agarra al enemigo en el momento crucial por alguna tontería que le da a Dishonored 2. No es que me haya encontrado con muchos bugs de ese estilo en el juego, pero el miedo a meter la pata por una tontería también me empuja a cargar partida de nuevo. 

 

 

¿Hay alguna solución a mi problema? Me temo que no. Al final, se impone mi forma de ver el juego a la de jugar y guardo y cargo y repito todas las veces que sean necesarias hasta que consigo una partida perfecta... aunque casi nunca es el caso. Cuando acabo un nivel y me sale que alguien ha descubierto un cuerpo, que alguien ha muerto o que me han descubierto alguna vez, hechos de los que yo n me he enterado; todo ese esfuerzo queda un poco anulado y me enfado un poquito. 

 

Obviamente, no soy tan borrico de repetir entero un nivel una vez terminado, pero en más de una ocasión he pensado en ello. Luego se me pasa. 

 

Lo que sí tengo claro es que, dado que Dishonored 2 tiene dos personajes y la aventura cambia ligeramente cuando se juega con Emily o con Corvo, con este último pienso dar rienda suelta a mi temeridad y ser el mayor asesino de la historia del Imperio de las Islas. Y si me descubren, bien. Y si no me descubren y mato a alguien, también. Supongo que algo bueno de mi cuidado y de mi obsesión por hacerlo bien en la primera partida es que, para la segunda, me sé tan bien el juego y los personajes y los trucos del juego que las lío pardísimas en la segunda.


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