1. Mundogamers
  2. Noticias

Erotismo y videojuegos... ¿merece la pena?

¡Carne fresca, oiga!
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Últimamente parece estar en boga en algunos medios de habla hispana el tirar de la sexualidad como tema de actualidad en pos de atraer lectores. Está claro que la carne vende, pero no es menos cierto el hecho de que la mujer jugadora se sienta ofendida con este tipo de referencias. Y lo malo es que se está tornando una constante el sacar al relucir el palmito de las mozas en los videojuegos, amén de que las propias productoras de software juegan con esa baza... solo hay que pasarse por cualquier feria del ocio electrónico para ver con la tela que le sobra a las vestimentas de las azafatas se podría hacer un edredón. Pero el caso es que no se trata de algo nuevo, la verdad sea dicha; si bien antaño todo esto parecía realizarse desde una perspectiva más inocente y honesta.

 

 

Uno, que ya viste canas desde hace algunos añitos, recuerda cómo antaño el mero hecho de contemplar la tira de un sujetador asomarse por el hombro de una fémina ya era un más que factible motivo de jocoso escándalo. Supongo que, por muy jóvenes que seáis, sabréis de aquella época en la que Sabrina Salerno repartió tetazos a diestro y siniestro en aquel programa especial de nochevieja, aturdiendo a propios y extraños en una España que, dejando un tanto atrás la era del destape, todavía era bastante inocente en ciertos aspectos. Comenzaba a ser habitual ver incluso en revistas juveniles pósters de divas de la escasez de ropa a la usanza de Samantha Fox o la propia Sabrina. Y ojo, que los videojuegos no iban a ser menos.

 

 

Era inevitable que el erotismo ramplón que definían aquellos días llegara al mundo del videojuego. Dinamic, una de las pioneras de nuestro país, se estrenó enseñando cacho en la carátula de Game Over, un estupendo arcade de acción para los ordenadores de ocho bits que lucía una espectacular portada del gran Luis Royo. Más allá de enseñar una exuberante señorita con poca ropa, Game Over llegaba a mostrar medio pezón de la malvada Gremla, motivo para que la caja del juego llegara a ser censurada en su publicación en el Reino Unido. Pero el experimento funcionó a las mil maravillas en la piel de toro, como bien demostraron las siguientes producciones de la compañía, en gran medida protagonizadas por chicas de turgentes curvas que apenas se molestaban en tapar sus encantos. Hundra, Turbo Girl, Phantis, Megacorp... un goce para los jóvenes de la época que, por suerte, se acompañaban por lo general de magníficos juegos.

 

Game Over

 

Por estos lares se sumaron prácticamente todas las compañías españolas a eso de publicar portadas algo calentitas... pero resulta particularmente curiosa la circunstancia de que tracemos de forma única aquella trayectoria de aprovechamiento sexual por parte de las productoras de nuestro país, asumiendo el eso de las guarreridas españolas solo iba con nosotros. ¿Recordáis la veterana Sierra Online? Teníamos que dirigir nuestras miradas al año 1987 para contemplar, en el mismo año de salida de Game Over, un Leasure Suit Larry que no se cortaba un pelo a la hora de hablar de los deseos sexuales de un fracasado Don Juan. Pero ojo, que yéndonos algunos años más atrás, podíamos ver a la mítica Roberta Williams (la creadora de King Quest) luciendo palmito como dios la trajo al mundo -aunque convenientemente tapada por la sauna en la que posa- en la carátula de aquel Softporn Adventure lanzado para Apple II.

 

Softporn

 

Sin embargo, todo lo arriba citado se enmarcaba en un contexto que, dentro de lo picante, resultaba tremendamente inocente. Hasta ejemplos de juegos declarados abiertamente como pornográficos, como el infame Custer's Revenge para Atari VCS, eran honestos y, más que eróticos, resultaban cómicos y ciertamente ingenuos en su concepción. Sin embargo, lo que se hace a día de hoy creo que es infinitamente más ofensivo para la mujer que lo visto en los videojuegos de antaño. He conocido muchas chicas que eran fans de Hundra, Turbo Girl o Phantis, mientras que contemplar los reportajes que se regodean en los escotes de las azafatas del E3 o los ránkings de las protagonistas de videojuegos con las faldas más cortas me parece ciertamente bajuno, soez y poco creativo. Y reconozco que cada vez que veo este tipo de entradas me da auténtica vergüenza ajena... y más aún cuando veo al responsable de turno defender a capa y espada su publicación. Creo que la industria, tanto medios como productoras, deberían replantearse el papel de la mujer en el videojuego... aunque no, desde luego, como hizo en su día el Instituto de la mujer.


<< Anterior Siguiente >>