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El retro como arma arrojadiza

Pronto empezamos a burlarnos de las nuevas generaciones
Por Bruno Louviers

La comunidad de los videojuegos es, entre otras muchas cosas, algunas buenas y otras malas, muy orgullosa, hasta el punto de tomarse a peceho cualquier pequeña insinuación que pueda ir en contra de su opinión establecida. Por eso existen fanboys de compañías que solo quieren que compres sus productos, existen fans de una saga que discuten a menudo sobre el mejor capítulo de la saga que les gusta y gente que piensa que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor que cualquier cosa actual. Obviamente, esto son los extremos, pues hay gente encantadora y conciliadora en todas partes, pero no hacen tanto ruido.

 

Hoy, me gustaría hablar de estos últimos, a los que por Mundogamers nos referimos, medio en broma, medio en serio, como 'yayogamers'. El yayogamer es el jugador que lleva muchos años en esto, está un poco cansado de todo y prefiere ser una víctima de la nostalgia a descubrir las novedades de la industria, que pueden estar o no a la altura de esos juegos que añora. Es un señor mayor, se acerca peligrosamente a los 40 (si es que no los pasa ya) y disfruta mucho con vídeos como el de abajo: 

 

 

Obviamente, esta descripción es el estereotipo, pues este vídeo no está hecho ni dirigido al clásico jugador de antaño, sino para alguien un poquito posterior a él, de la siguiente generación, de casi mi generación. Y empiezo a ver un patrón peligroso: ¿por qué se usan tan a menudo los juegos antiguos en contra de la juventud, que no los ha podido ni puede conocer ahora?

 

Mega Man, caray, es un juego que a mi me hace sudar sangre, y lo jugué de niño. Es fantástico ponérselo a gente que ha nacido o ha crecido mucho después de su lanzamiento y ver cómo no lo entienden a la primera de cambios porque los videojuegos no solo han evolucionado gráficamente sino que también se explican a sí mismos de otro modo. Mega Man, sin embargo, se hace entender poco a poco (tras morir unas cuantas veces, vale) y, en definitiva, les divierte. Mirad el final del vídeo, todos dicen que les ha gustado. 

 

Y sin embargo, leo muchos comentarios de gente que parece Clint Eastwood amenazando a chinos en su porche. Esto me da un poquito de pena porque parece que el retro, no solo condiciona a esos simpáticos yayogamers que prefieren un juego cutrecillo de MSX a Fez sino que parece estarse empleando como patrón por el que cortar a los jugadores de verdad (los de antes) y a los de ahora (los adolescentes que no entienden rápidamente Mega Man). Es una corriente peligrosa que, como no la frenemos, puede ser un problema.

 

Este vídeo, desde luego, no busca por sí mismo nada de lo que yo digo, pero esta es una lectura que se puede extrar de él tras ver que existen otro montón de otras pequeñas cosas, como los blogs dedicados a subir capturas de niños que no entienden cómo funciona la morfoesfera de Super Metroid o páginas webs son señores muy cultos que ridiculizan a los jóvenes porque les guste PewDiePie. ¿Acaso a nosotros no nos gustaba Vídeos de Primera?

 

La culpa de todo esto la tienen los videojuegos en sí, o las grandes compañías: cada día es más difícil jugar a títulos antiguos, y no me refiero solo a hacerlo en sus plataformas originales, sino en digitales también. Si cada generación va a hacer borrón y cuenta nueva, vamos a terminar perdiendo el legado de los videojuegos. Esto con el cine no pasa, pues se reeditan las cosas cada cierto tiempo. Si recuperamos el pasado de los videojuegos y se lo vamos enseñando a la juventud (y en esto los medios podemos ser muy útiles), el retro será patrimonio de todos y no un arma arrojadiza que lancen cuatro gilipollas canosos o unos jovenzuelos que se creen importantes por saber qué es Mega Man. 


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