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El personaje más estúpido de la historia de los videojuegos

Skyrim y el suicida
Por Tipo de Incógnito

Skyrim es un juego del que cual no hace falta hablar a estas alturas. Pese a lanzarse un nuevo capítulo cada tropecientos años, juega con ese estatus que solo puede darse a los Grand Theft Auto y otros poquísimos juegos más: siempre venden una barbaridad. Por supuesto, GTA es mucho más masivo que The Elder Scrolls, pero ya me entendéis: ambos son muy conocidos, dan muchas horas de diversión y llenan YouTube de contenido chorra. Rubius debe su carrera a sus primeros vídeos con Skyrim, vaya. 

 

Así que esto no es un post sobre Skyrim, sino sobre uno de sus personajes y una de las situaciones que te pone delante de las narices nada más empezar el juego. Estoy hablando de algo que es tan trágico y que ocurre en un momento tan desafortunado que es ridículo y graciosísimo en consecuencia. Hablo de ese primer nórdico que tiene prisa por morir, que se hace el tío duro y que se ofrece voluntario para que lo decapiten, con éxito, justo antes de que Alduin, el dragón, entre en escena y permita escapar a buena parte de los condenados a muerte.

 

 

Sí, muchos de ellos perecen en el posterior ataque, pero no importa. Lo ridículo de querer morir rápido y hacerse el duro justo cuando hay una oportunidad de salvarse en ciernes es patéticamente descacharrante. Incluso si no había manera de saber que eso iba a pasar, la naturaleza de una muerte en un videojuego que ocurre de forma tan insustancial, que carece todavía más de sentido que las miles de muertes que contemplaremos o que ocurrirán por nuestra mano, lo dotan de algo especial.

 

Estoy casi totalmente seguro de que Bethesda busca esto con semejante momento, que quieren hacer cómica una situación trágica. Un soldado de la revolución, levantado contra los imperiales invasores, es ejecutado de forma sumarísima delante de otros norteños, con el agravante de que el propio hombre saluda a los dioses y se burla de sus ejecutores momentos antes de que la salvación y la destrucción de sus enemigos llegue volando por el cielo. 

 

Si algo podemos aprender de este momento es que, incluso en los videojuegos, hay que tener paciencia, sobre todo si vas a palmar. Si este señor hubiera sido menos machote y hubiera dejado a la sacerdotisa acabar con sus oraciones, quizá hoy estaría vivo para contarlo. Descanse en paz.


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