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El inicio de cualquier Metal Gear Solid es memorable

The Phantom Pain no podía ser menos
Por Álex Pareja

Cualquier Metal Gear Solid se caracteriza por ofrecernos una introducción y unos primeros minutos de juego que consiguen mantenerse en nuestro subconsciente el resto de nuestra vida. Quizás sea por la importancia que hemos ido dando a la saga a lo largo de los años, pero lo cierto es que los juegos de Kojima y su equipo siempre han sabido presentar de manera magistral sus mecánicas y sus personajes al principio de la obra

 

Apoyándose siempre en esos recursos cinematográficos que el creativo sabe incorporar tan bien al mundo del videojuego, los primeros minutos (o horas en algunos casos) consiguen sumergir al jugador ya no solo en su mundo y en su ambientación, sino también en sus mecánicas al ir desarrollando un tutorial -sin que el jugador sea plenamente consciente- hasta que el usuario sabe a lo que se va a enfrentar durante las próximas horas. 

 

El primer Metal Gear Solid es la prueba más palpable, ya que llegaba prácticamente desde cero para proporcionar una manera de jugar desconocida para la mayoría de jugadores. La introducción cinematográfica, con esa canción mítica, los letreros con los nombres de los actores de doblaje... ya dejaban entender al jugador que iba a enfrentarse a una aventura que bebía mucho del Séptimo Arte, con muchas conversaciones a través el códec y con muchas interrupciones en forma de secuencias. Pero no solo eso, ya que también te mantenía dentro de un escenario cerrado durante un tiempo en el que ibas a ser plenamente consciente de la manera de actuar: si los enemigos te veían pedían refuerzos y siempre te superaban en número, sintiéndote totalmente indefenso. Esos primeros minutos te preparaban, narrativa y jugablemente, para el resto de las horas

 

 

Lo mismo ocurría con Metal Gear Solid 2, aunque éste aprovechaba que se trataba de una secuela para dar por hecho algunos aspectos. Aún así, la primera parte del juego en la que manejamos a Solid Snake no deja de ser un tutorial muy bien planteado. Cuando llega Raiden también tenemos esa particular introducción, que además recuerda irremediablemente a la primera entrega; aunque si os lo habéis pasado entenderéis mejor la razón. 

 

Metal Gear Solid 3 Snake Eater también hacía lo propio, tanto con las secuencias como con la presentación del nuevo escenario. Esta vez plantaba al jugador en un espacio reducido sin enemigos, para que se acostumbrara a la vegetación, los animales y las nuevas mecánicas. A través del códec, The Boss también nos proporcionaba información para entender el importante sistema CQC. 

 

Metal Gear Solid 4 no podía ser menos, y desde los primeros instantes ya éramos conscientes de que esta vez Snake se había infiltrado en un conflicto armado con batallas que se estaban desarrollando delante de sus ojos. La aparición tempranera del Gekko también informaba al jugador de que el enemigo disponía, esta vez, de alta tecnología. Las cinemáticas también ayudaban a entender al jugador la importancia del nuevo traje de infiltración, y la necesidad de actuar como un camaleón para poder sobrevivir.

 

Metal Gear Solid V The Phantom Pain

 

Y Metal Gear Solid V The Phantom Pain... bueno, dejaré que lo descubráis por vosotros mismos. Solo diré que por el momento la primera hora de juego me parece uno de los mejores momentos que he podido vivir a lo largo de toda la franquicia, demostrando la evolución de Kojima a la hora de narrar a través de las cinemáticas y también en el sentido jugable a lo largo de todos estos años. Pero bueno, hay muchos días para que sigamos hablando de esta maravilla, tranquilos.  


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