El comienzo de Resident Evil VII es una clase magistral de terror
¿Por qué todos los Resident Evil comienzan siendo terroríficos pero terminan siendo juegos más cercanos a propuestas puras de acción? Por el miedo natural a lo desconocido, inherente a cualquier ser humano, que se diluye con el paso de las horas junto al desconocimiento. Es un proceso que se realiza a propósito pero cuyo éxito radica casi siempre en sus primeros minutos. El comienzo de Resident Evil VII es uno de los mejores de toda la saga y me atrevería a decir que el mejor del género en toda la generación, porque juega con la ignorancia del jugador con maestría para generar su miedo, aspecto fundamental en el género.
Si un juego de terror no cuenta con un buen comienzo toda la experiencia puede verse arruinada. Resident Evil VII lo hace perfecto porque sabe situarnos dentro de una situación extraña que hace arremolinarse a las preguntas, donde se nos obliga a adentrarnos en un espacio clásico pero muy efectivo (una casa que parece abandonada) jugando con las herramientas del género, como la atmósfera producida por el sonido o las visiones, pero también utilizando las herramientas propias del videojuego. Si llegamos por primera vez a esta séptima entrega de la saga nos tendremos que enfrentar a estos primeros minutos sin un tutorial previo (de hecho, todo este tramo se podría considerar como tal) en el que desconocemos cómo realizar las acciones más básicas ni sabemos cómo enfrentarnos al peligro. Por eso provoca verdadero pánico adentrarnos por la casa, subir las escaleras y realizar cualquier acción, porque nos sentimos indefensos. El juego todavía no nos ha comunicado sus aspectos más básicos.
Todos los videojuegos son conscientes del conocimiento del jugador y en base a ello van armando el resto de la propuesta. Primero se realiza una presentación, se muestran las mecánicas básicas, se van añadiendo más capas de profundidad y la obra suele terminar con la obtención y entendimiento de todas ellas. Resident Evil sigue esos pasos de principio a fin y por eso provoca tanto miedo en sus comienzos pero finaliza siendo un festival de balas donde los enemigos ya no causan terror. Resident Evil VII alarga su proceso de aprendizaje presentando un enemigo invisible, con un viaje al pasado en la misma casa donde ocurren ciertos sucesos que nos sugestionan a nuestro regreso. Sabemos que no estamos caminando por un espacio seguro, pero no tenemos herramientas ni sabemos cómo defendernos.
Esto también se aprovecha cuando conocemos a Mia en este tramo, a quien hemos ido a buscar, que se convierte en nuestro seguro. Ella conoce lo que ocurre y está asustada, pero nos guía, por primera vez en esos primeros minutos de juego contamos con ayuda y no nos sentimos tan vulnerables. Sin embargo, este seguro y fuente de conocimientos se vuelve contra nosotros y nos ataca sin piedad. Resident Evil VII aprovecha entonces para proporcionar una mínima información sobre cómo funciona el combate pero incluso con ello nos lanza potentes mensajes: indica que nos protejamos utilizando uno de los gatillos pero el cuchillo de Mia nos hiere de gravedad igualmente. La sensación de desprotección y de absoluta vulnerabilidad vuelve y con ella el terror, incluso obteniendo los conocimientos que nos permiten atacar y defendernos.
Son estos primeros minutos donde la obra también incide en el miedo que debemos tener a aquello que todavía desconocemos. Mia está muy asustada, nos pregunta por alguien que no hemos visto pero que automáticamente nos infunde terror. No es hasta que conocemos todas las mecánicas propias del juego y nos adaptamos a él cuando el miedo desaparece de Resident Evil VII como en el resto de juegos de la saga. Pero este comienzo tiene gran parte de la culpa de que se trate de una obra tan bien trabajada que consigue atemorizarnos utilizando no solo las herramientas propias del terror, sino también las del desconocimiento del medio del videojuego.
Os invito a que probéis Resident Evil VII, porque aunque no termina resultando una de las obras más terroríficas del género (tampoco lo pretende) hace una utilización fantástica de todos sus instrumentos durante estos primeros minutos. Un buen espejo en el que fijarse cuando se quiere generar una sensación de angustia a través del desconocimiento en el videojuego.
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