El combate de Asassin’s Creed Origins merece una oportunidad
Las luchas en Assassin’s Creed nunca han sido nada del otro mundo. Hasta hoy siempre han atendido a un motivo mayor: reflejar la plasticidad de los movimientos del asesino, alguien que se desenvuelve entre enemigos bailando con su daga, escurriéndose ante cada estocada letal como si el viento y él fuesen uno. Lo visual por encima de lo mecánico.
Esto ha ocasionado que la mayoría de los remates fuesen coreografiados, haciendo que nuestro trabajo a los mandos se limitase a pulsar uno o dos botones. Entiendo la frustración de muchos. Incluso en Ubisoft están al día de esta cuenta pendiente y de ahí que desde Assassin’s Creed Revelations hayamos presenciado múltiples intentos de dar con un sistema de combate fluido pero profundo, vistoso pero también difícil. No parece que AC Origins vaya a poner fin al debate, pero sí que apunta a ser un paso hacia adelante.
No obvio lo evidente: las luchas son feas y el sistema de colisiones brilla por su ausencia. Puede que los duelos en la entrega egipcia no sean los más bonitos de ver, pero quizás terminen siendo los más divertidos de jugar. Con toda la batería de clips que tenemos hoy, hay suficiente información para tener una visión amplia de sus mecánicas, basadas principalmente en tener el escudo en alto, marcar enemigos y controlar mucho más los tiempos al embestir y defender. Las referencias a ‘yasabéisquésaga’ son muy claras, de ahí que el roleo con las armas esté tan presente.
Lo único que quitaría de todo lo visto es ese postizo ‘modo furia’ en el que activamos un remate final, aunque la tijera es algo que siempre se le ha olvidado a Ubisoft; Origins es una entrega que quiere ser tantas cosas que corre el peligro de que se pisen unas a otras, enturbiando las buenas. El combate pocho puede que sea uno de esos aciertos, y creo que no podemos ponerle la cruz hasta haber convivido unas horas con él, haber jugado con su componente RPG (muy importante, parece ser) y haber comprobado si es tan complejo como rezan. Hay que juzgar con todas las cartas sobre la mesa, porque a veces con observar no basta.
Pueden cambiar por enésima vez de asesino, intoxicar la interfaz con iconos y seguir contando una historia que hace varias entregas que da lo mismo, siempre y cuando a los mandos todo resulte divertido. Si eso implica reformular una vez más las bases del combate, que así sea. Me duelen más los drones con plumas o las flechas teledirigidas, pero puedo pasar por esto. Además, Assassin's Creed es mucho más que su combate, por mucho que esta vez parezca lo más importante.
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