Dishonored: Las Brujas de Brigmore

Haber vuelto a Dunwall tras tanto tiempo ha sido una delicia, y más de la forma en que Arkane ha estructurado el contenido descargable del que fue Juego del Año en esta publicación en 2012. Para los que buscan como nosotros que, misión tras misión, se marque la cruz de no haber sido nunca descubierto y no haber matado a nadie, las quince horas que pueden durar estos dos DLCs que forman parte de un todo son sin duda más que un bocado para quitarte la gusa. Une Dunwall City Trials para que aquellos asesinos sigilosos den rienda suelta a todos esos poderes violentos que nunca utilizaron y tienes uno de los packs descargables más completos que se han visto últimamente. 

Las Brujas de Brigmore sigue el mismo patrón que El puñal de Dunwall. Continúa la historia de Daud que expande los hechos vistos desde la perspectiva del asesino de la Emperatriz. Arkane no ha querido jugársela mucho con el guión, y aunque este resulte interesante, se cuida mucho de no entrometerse en el arco principal y dejar las cosas tal y como quedaron en la obra original, para no sufrir problemas en futuras segundas partes como, por ejemplo, Alan Wake. Lástima sin embargo el que se haya perdido la oportunidad de profundizar en un personaje tan misterioso e interesante como es el Forastero, que aunque sigue apareciendo en la trama, sigue siendo el mayor enigma.

Misma estructura de tres misiones, prólogo y epílogo como en el Puñal de Dunwall, pero en este caso se reutiliza menos material del original para elaborarlas. Volveremos a visitar la prisión de Coldrige, por ejemplo, pero a parte del camino principal que nos servía de tutorial en el Dishonored original, podremos ahondar mucho más en la prisión y en sus respectivas secciones. Pero si en El Puñal de Dunwall, el matadero y sus alrededores fue el gran escenario, aquí todos tienen su punto fuerte, como por ejemplo el segundo, las calles de Drugmore, que junto a las orillas que cobijan a la banda de las Anguilas o el Telar que hace lo propio a los Sombrereros, unido a las cloacas, crean una enmarañada zona donde conseguir terminar la misión en no letal ampliará muchísimo la jugabilidad de su mapa. Quizá, la joya de la corona sea sin embargo la propia mansión Brigmore, donde nuestros paseos por la ciudad se llevan al otro lado en un escenario más orgánico, lleno de zonas naturales, uno de los pocos escenarios que hemos visto así en todo el juego y que culmina con la propia mansión desvencijada y llena de secretos.

Une a todo esto la búsqueda de runas para aumentar tus poderes, poderes que por otro lado se mantienen si cargas tu partida de El Puñal de Dunwall y tendrás entre siete y ocho horas de duración aseguradas en este nuevo DLC. Los talismanes se han visto aumentados, tanto en el número que puedes llevar como en las propiedades de los mismos, con una especie de talismán nuevo que aporta tanto beneficios como desventajas. Se ha incluido un nuevo poder, llamado Tirar, ideal para jugadores silenciosos a los que de poco les sirvió que les cambiaran la invocación de ratas por la de los asesinos. Tirar logra que podemos atraer objetos en la distancia y en su segundo nivel que hagamos lo propio con los enemigos, atrayéndolos hacia nosotros y levantándolos como si usáramos la mismísima Fuerza para después estrangularlos o matarlos. Un gran añadido que sin embargo no logra que dejemos de echar de menos la no inclusión de Posesión, poder que ya habíamos perdido en el anterior DLC y que era sin duda de los favoritos de los jugadores.

Las brujas de Brigmore es obligatorio para todo aficionado a Dishonored, al igual que lo fue El Puñal de Dunwall porque los dos unidos forman un todo y porque Arkane ya ha anunciado que será el último DLC para la obra. En el camino, tras casi un año, haber vuelto a las islas después nos ha recordado por qué confiamos tanto en este juego con los ojos cerrados. Su modo de tratar y retratar la primera persona, su respeto al sigilo, la sensación de poder al usar Guiño y parar el tiempo, su estilo artístico único, su color, su puñal siempre visible en la pantalla… hace que ya le echemos de menos.