Entre el juego indie y los desarrollos AAA, de esos AAA de presupuesto que no siempre tienen que ir acompañados de una calidad AAA, tiene que haber algún matiz que haga que no todo sean pequeños juegos originales y entretenidos que terminan por ser olvidados en un rincón de una gigantesca biblioteca digital o esas superproducciones que tardan años en salir para que se tarden semanas en ser aparcadas, por mucho que queden en el recuerdo y rellenen listas de mejores juegos del año.
Sony no pretende contribuir a crear esos matices en una escala de grises, sino que dará apoyo a blanco o negro, dejando que sean las third parties quienes se encarguen de los títulos medianos, según declaraba Shuhei Yoshida en una reciente entrevista con MCV. Una horda de juegos indie pueden mantener a los jugadores entretenidos mientras que los estudios de Sony desarrollan grandes AAA, y no es mala idea teniendo en cuenta que en esa fórmula también entran compañías externas, pero si todas se obsesionan cada vez más y más con los grandes presupuestos y los largos desarrollos que convertir en franquicias, nos acabaremos por quedar sin esas pequeñas sorpresas, sin esos sleepers que tanto gusta descubrir.
Pero ¿a qué se refieren con juegos de mediano tamaño? ¿Ratchet & Clank? ¿Resistance? ¿Los juegos de PlayStation Move? Muchos de estos juegos medianos no son precisamente vendeconsolas, pero ayudan a sumar puntos al catálogo de exclusivas y dan una variedad agradecida que no nos gustaría perder.
Y Sony tendría estudios internos de sobra para darnos una gran cantidad de juegos exclusivos con mayor frecuencia, si es verdad que PlayStation 4 permite una mayor facilidad de desarrollo que consigue evitar desarrollos de cuatro años. Podríamos pedir que Sony Santa Monica, Sucker Punch o Naughty Dog sacasen un título al año, pero sería algo irrealizable. De algún modo, esos videojuegos medianos no deberían desaparecer y deberían conservar esa cierta exclusividad que hasta hace no mucho les caracterizaba.