Dadme betas gratis y soltad los perros de la guerra
A la gente le gusta lo gratis, o mejor dicho, a la gente nos gusta lo gratis. Una realidad que hace que todos tengamos en casa un cajón -o un armario, ya la poca vergüenza de cada uno- con todas esas cosas que nos hemos llevado de regalo en bares, publicaciones, locales y concursos idiotas, que seguramente no volveremos a ver, utilizar o vestir en nuestra vida.
Pero nos gusta lo gratis, eso es un hecho, y es un hecho del que las compañías llevan siendo conscientes desde que el mundo es mundo y los videojuegos, videojuegos.
Un poco de historia
Hay que remontarse al inicio de los videojuegos y de la prensa especializada en nuestro país para ver ejemplos de cómo desde los primeros 80 ya algunas publicaciones incluían páginas con códigos de programas en lenguaje básic o incluso cassettes en los que venían pequeños juegos, trozos de los mismos y fases aleatorias de prueba que pronto recibirían el nombre de demo.
No os voy a tostar la oreja -o más bien los ojos- con el tema, ya lo expliqué hace unos meses en este estupendo reportaje sobre la evolución de la prensa española al que podéis echar un ojo en profundidad en el siguiente enlace. Lo importante es saber que ya desde los inicios de los videojuegos domésticos las compañías estuvieron dispuestas a darnos esa pequeña muestra de degustación con la que poder probar sus juegos antes de decidirnos a comprarlos.
Spectrum, MSX, Amiga, PC... Todas las plataformas fueron pasando por el aro de las betas y las muestras gratis ayudadas por la prensa especializada de la época, pero el boum de las consolas de cartucho hizo que la cosa quedara bloqueada en el terreno de las videoconsolas. Desde la NES de 8 bits hasta la Nintendo 64, la imposibilidad de conectar las máquinas a una red que no existía o estaba en pañales hizo que estas máquinas se quedaran sin demos y amenazaran con acabar con esta bonita práctica en el territorio consolas hasta la llegada de Playstation y Sega Saturn.
Fases de prueba del juego en versión beta
Las demos eran geniales porque te permitían probar el juego, ver sus bondades y decidir si comprarlo o no, pero también molaban porque solían venir con las revistas de la época y de un plumazo te llevabas toda la información mensual, un buen puñado de demos, algunos juegos gratis de lo que ahora llamamos corte alternativo o 'indie', y, en definitiva, horas de diversión por relativamente poco dinero con las que ir tirando adelante hasta el lanzamiento de ese juego tan querido o el alquiler de ese otro juego al que le tenías ganas.
Entonces, un día, las compañías se dieron cuenta de que las demos tenían una utilidad más, podían servir de 'fase de pruebas' y ahorrarle unos eurillos en beta testers o profesionales que se dedican a probar juegos y que, en ocasiones, tenían un gusto muy diferente al sentir universal. Para colmo, estas 'fases de pruebas del juego en su estado beta' servirían para poner a prueba los servidores y, aprovechando internet y todas las modernidades, monitorizar las partidas para ver qué funcionaba y qué no en estas betas primigenias.
La era dorada de las betas
Las nuevas demos rebautizadas como betas, con cuestionarios finales y monitarización de partidas, empezaron a funcionar estupendamente para prensa, compañías y usuarios. Los primeros podíamos adelantar nuestras impresiones del producto mencionando, como no, todo aquello de que 'no es un juego terminado y bla bla bla'; las segundas ponían a punto sus servidores, encontraban los elementos que flaqueaban en el juego de cara a su lanzamiento final y hacían política de buenrollismo con el usuario. Los últimos, los jugadores, podían disfrutar de unos días de juego gratis y soñar con tener en sus manos el producto acabado.
Y eso hizo que muchas compañías pensaran en cómo rentabilizar las fases de prueba invitando a los jugadores a acompañar a las desarrolladoras a lo largo de su trabajo previo pago en servicios como Early Access o XBox Games Preview. No era suficiente el ahorro de los testers, había que seguir sacando dinero de la cosa, y hubo quien estuvo de acuerdo y quien se cansó de tanta poca vergüenza. Pero eso es lo de menos...
Dadme betas y soltad los perros de la guerra
Si hago recuento, entre los juegos gratuitos del plus, las fases de prueba, las demos y las invitaciones a juegos como las que suele llevar a cabo Star Citizen de vez en cuando, son muchas, pero muchas las horas que paso al mes jugando por la patilla y descubriendo juegos que en unas semanas podrán -o no- estar en mis manos. Y esto es estupendo.
Pocas cosas hay en la industria que beneficien por igual a usuarios y compañías, y creo que las demos y las betas son parte central de estos pocos elementos. Este fin de semana sacan la beta abierta de The Division, y espero veros a todos allí y liarnos a tiros en la Zona Oscura a la menos oportunidad. Como digo, pocas son las veces que las compañías regalan algo, y aunque detrás de este regalo se oculte la doble finalidad de probar sin pagar testadores y ponernos los dientes largos, hay que aprovechar lo que nos cae del cielo, del Plus, de Gog.com o de Xbox Live.
¡Nos lemos!
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