Crónica de una generación anunciada
Son los últimos meses del año. Cientos de cajas se alinean perfectamente en las tiendas más importantes de tecnología y videojuegos mientras muchas otras llegan a las casas de aquellos que, audaces en su decisión, habían reservado la compra. En cada caja, junto a sus cables y manuales, hay una PlayStation 5 o una Xbox Series X. El ambiente se llena de expectación, interés y nervios por jugar.
Ambas anunciadas con la seguridad de proporcionar una nueva experiencia para el jugador. Potencias nunca vistas, gráficos hiperrealistas, innovaciones en hardware y títulos que mejorarán todavía más la percepción de los videojuegos como arte. Pero, ante un escenario de felicidad y perfección que está por comprobar, echemos la mirada atrás. A aquellos momentos que, con una chispa, encendieron la mecha de la impaciencia por la nueva generación.
Los veranos son sinónimos de noticias de relevancia para el sector. El de 2013 se correspondía con altas temperaturas, tardes sosegadas y el sonido de las cigarras que acompañaban la luz de la pantalla durante las presentaciones de las próximas consolas: PlayStation 4 y Xbox One. Unos eventos claramente diferenciados, pero con el denominador común de cautivar a ese usuario en calzoncillos que engañaba al calor con un refresco con hielo.
Xbox One fue la primera en situarse como emblema de la next-gen, pero con una entrada inusual y criticada por la comunidad. Su presentación se centró más en sus servicios relacionados con la televisión y otras utilidades que en los videojuegos, perdiendo la atención de los espectadores al inicio de la charla. La consola hizo gala de sus características para reproducir juegos una vez transcurridos 30 minutos. Quizás esta pésima comunicación, así como otros detalles que no contentaron al público, dieron como resultado un número humilde de ventas, con un total de 47,1 millones de unidades.
Dicha cifra fue superada ampliamente por Sony y su PlayStation 4, cuyo diseño fue presentado el 10 de junio a través de un corto tráiler. Detalles de su contorno que se superponían con la estructura general de la consola. Cada vez más cerca de la cámara; cada vez más cerca del jugador. Aunque el número de ventas alcanzó los 112 millones de unidades, el modelo no llegó a superar a la versión más popular de las creaciones de la compañía: la PlayStation 2.
Ese año supuso una batalla encarnizada en la industria de los videojuegos, donde las estrategias comunicativas y las innovaciones tecnológicas debían ser perfectas para convertirse en la consola del momento. Y, tras un año intenso por hacerse con la atención de los jugadores, y muchos más para mantenerla, Microsoft y Sony vuelven a la carga en 2020 con sus respectivas consolas: Xbox Series X y PlayStation 5.
El tiempo trajo consigo la necesidad de una nueva generación y, con ello, los primeros rumores. Por un lado, el nombre en clave Project Scarlett de Microsoft, y por otro, un diseño de PlayStation 5 que dejó a la comunidad trastocada por lo diferente a su línea habitual. Dichos rumores se aclararon en los respectivos eventos de cada marca durante este mismo verano.
Lo que nació como Project Scarlett, que a todas luces se trataba del próximo hardware de Microsoft, acabó adquiriendo el nombre oficial de Xbox Series X durante los Game Awards de 2019, pero utilizando un enfoque distinto al que perjudicó levemente a Xbox One. En esta ocasión, el monolito negro que representa la nueva consola significaba una caja para potenciar los sueños del jugador, para hacerle vivir mil aventuras y sentirse parte del juego. A su vez, Sony optó por una presentación en la que se referenciaba los clásicos botones de los mandos Dualshock antes de desvelar la estructura de su consola, esta vez blanca y con un diseño que se alejaba del estilo de las anteriores versiones. No obstante, dentro de la amalgama de sentimientos y mensajes en las redes sociales ocasionados por las próximas consolas, surgieron preguntas necesarias. ¿Cuál sería el catálogo de salida? ¿Habría retrocompatibilidad con las consolas anteriores? ¿A qué clase de gráficos aspiraría exactamente? ¿Día de lanzamiento?
Y, si bien la emoción nubló la mirada de buena parte de la comunidad, pronto vendrían los problemas. Poco a poco, las preguntas se fueron respondiendo a través de notas de prensa y comentarios sueltos en otro tipo de eventos, formando una visión general de lo que supondría cada consola. Sin embargo, y como suele suceder en estos casos, ninguna de las dos compañías ha respondido positivamente a todas las dudas. Microsoft sufrió un daño importante con el retraso de Halo Infinite, dejando casi vacío su catálogo de salida. Y Sony, que anunciaba la retrocompatibilidad como algo clave, ha afirmado que PlayStation 5 solo podrá reproducir juegos de la anterior gama de consolas, expulsando muchas joyas de su campo de visión.
Ambas noticias han desolado al público expectante por una next-gen perfecta, de modo que se ha visto cautivado por otras vías de disfrute de los videojuegos. Las confusiones y cambios de última hora, sumado a la nueva gama de gráficas NVIDIA a un precio asequible, desplaza el protagonismo a otras plataformas.
Pero el público es cambiante. Divaga entre sus opciones para escoger su favorita y un simple detalle puede echar por tierra esta decisión. En el caso de la próxima generación, uno de los datos clave es el precio. Y por el momento, de éste no sabemos nada.
El verano de 2020 ha estado plagado de eventos separados los unos de los otros y con un formato nuevo que no ha cuajado del todo, provocando la atención constante del usuario para conocer las fechas de las conferencias que más le interesan. Y, tras cada presentación, se deja abierta la puerta para más información futura, algo que se transforma en esperanza por poder visualizar más y mejor contenido próximamente. De este modo, nos hemos quedado con la miel en los labios gracias a vídeos, gameplays y entrevistas que muestran y afirman la gran potencia que está por llegar al mundo de los videojuegos. Pero necesitamos una cifra. Ha pasado agosto, no hay conferencias anunciadas que vayan a aclarar esto en el horizonte y el usuario, consciente de la historia de ambas compañías y de su propia experiencia, todavía no ha podido tomar una decisión.
Son los últimos meses del año. Cientos de cajas se alinean perfectamente en las tiendas más importantes de tecnología y videojuegos mientras muchas otras llegan a las casas de aquellos que, audaces en su decisión, habían reservado la compra. Pero el precio, su valor en el mercado, todavía es borroso. Y esto hace que la expectación, el interés y los nervios se transformen en dudas.
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