Cinco momentos de risa en el E3
Todo tiene que salir muy mal para que el presente E3 no resulte algo digno de recordar: estaremos ante la puesta en escena de dos máquinas de nueva generación y la lanzada de trastos entre ellas debe ser capital para nuestro gozo y disfrute.
La importancia del evento es indiscutible: es muy probable que la decisión del primer comprador de esa next-gen saldrá gracias a lo que presenten Sony y Microsoft allí, por lo que nada puede fallar... ¿pero y si falla? Hemos vivido momentos realmente chungos en los últimos años de la feria, y querría rememorarlos para ir acostumbrándonos si nos encontramos ante un ejercicio de proporciones tan lamentables y penosas como las que exponemos por las siguientes líneas.
Los noventa molaban por su poca identidad, y en pleno nacimiento del E3 no muchas empresas sabían cómo debían encarar sus presentaciones, y aunque Mortal Kombat era un juego para mayores de 18 años, todos sabían que era jugado por niños. En plena cresta de la ola del producto de Tobías y Boon se presentaba la película, una serie de muñecos y un film animado junto a Mortal Kombat 3 con un sonrojante show infantil que involucraba a los actores originales del propio juego. En caso de estar allí, ¿Dónde te metes? Parece que Kung Lao tenía ganas de mandanga con el público y que estaba dispuesto a llevarse alguna costilla de los allí presentes como trofeo. Ojo a la puerta de cartón que no cierra: puro mobiliario fiestero de los noventa. En fin, lamentable.
Kaz Hirai tuvo una de esas tardes de echarse a llorar y no parar. Armado de color de rosa y dispuesto a mostrar lo mejor de la línea PlayStation para las navidades de 2006, nadie imaginó que su énfasis a la hora de anunciar el emulador de PSX para PSP con Ridge Racer sería respondido con un gritito tímido y un par de aplaudidores a completo destiempo. Sony, en pleno esperpento, logró poner a la Game Republic de Okamoto en jaque con la peor presentación posible para Genji 2. Hablar de historia japonesa mezclada con cangrejos gigantes nunca acabó de cuadrar a nadie. No olvidemos la puesta en esceno del precio con algún que otro espasmo entre los asistentes a la conferencia.
Cammye Dunaway se ensimismó en mostrarnos lo mucho que le gustaban los cachorritos, y Reggie no sabía dónde meterse mientras explicaba para qué servía el Wii Motion Plus sin explicarnos, exactamente, qué se nos había vendido entonces en pasados eventos sobre el mando de Wii. El trastorno de la conferencia llegó con la aparición de Miyamoto y la presentación de WiiMusic con un mendigo que había conocido horas atrás que decía tocar la batería. En un alarde de énfasis y dosis de sustancias peligrosamente cercanas a la sobredosis, nuestro batería hizo una demostración que petó 4chan y otras aguas de mal gusto de gifs homenajeándolo. La comuna hippie tocando la melodía clásica de Mario lo acabó fastidiando todo.
Un E3 del que salimos de la conferencia de Microsoft con migajas de videojuegos y un buen puñado de decepciones relacionadas con Kinect. Una serie de lamentables acontecimientos que nos llevaron a suplicar por la desaparición de Tsunoda del escenario mientras veíamos amplias sonrisas y extrañas puestas en escena de niños probablemente muy mal pagados. Una cosa surrealista, ya os digo. ¿Recordáis la entrada de Tim Schaffer? Todo el mundo mojó las bragas ahí, pero quién nos iba a decir que sería para mostrarnos un juego de Barrio Sésamo, ¿verdad? Star Wars Kinect tendrá el honor de ser la puesta en escena más surrealista que hemos visto en un E3 y con un resultado tan terriblemente decepcionante a todos los niveles.
¿Por dónde comenzar? Es difícil distinguir un momento de semejante montón de morralla, pero es que parece que en Konami se esmeraron muy fuertemente por sorprendernos a todos con un buen montón de momentos surrealistas. Como amante de lo absurdo os recomendaría la conferencia entera, pero si os da palo hacerlo os lo dejo fácil con los siguientes hipervínculos: momento lucha libre mexicana, momento Neverdead y cabeza bailarina, el Naoki de Dance Dance Revolution más drogado que satanás y nuestro siempre querido Tak Fuji con su fumada EXTREEEEEEME.
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