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Buen rollo: Otra forma de luchar contra las malas artes de la industria

Alex Poysky Navidad, regalitos y ejemplos ilustres
Por Rafa del Río

Me gusta la navidad. Hay comida, hay regalos, hay luces y suelen salir buenos juegos, ¿A quién podría no gustarle? Pero entre tanta demanda materialista y tanto rollo religioso siempre están los que guardan el equilibrio entre lo espiritual y lo pagano, lo socialmente aceptable y lo politicamente exigible. Sí, me refiero a los que hablan de todo ese rollo del espítritu de la Navidad.

 

El espíritu de la Navidad, culpable de más de cien muertes misteriosas alrededor de una tabla de oui-ja en Wyoming, carta invocada por el 100% de las películas navideñas made in USA y extraño ente que disfruta volviéndonos a todos medio emos, parece haberse cebado este año con nuestra industria. 

 

 

Y ojo, eso no es malo

Aunque huela todo un poco a serrín, anisete, polvorón de manteca y pan de jengibre, bienvenido sea ese gordo desgraciado vestido de Coca Cola de cinco litros si debajo del ala porta paz, prosperidad y, como el Señor Burns puesto de radiaciones, nos trae amor. 

 

Todo este rollo viene a colación de la noticia de ayer de Bonnie Ross pidiendo perdón y haciendo regalitos, y la de hoy de Alex Poysky, desarrollador independiente del entretenido título de estrategia Pixel Piracy, regalando su juego a todos aquellos que no puedan hacerse con él. Según comentó el creativo en Steam:

 

Hace exactamente un año me hice la promesa de que incluso si obteníamos un éxito moderado, pagaría de mi propio bolsillo el juego a quien no pudiera permitírselo estas navidades. Si quieres Pixel Piracy y no tienes dinero para comprarlo, dímelo, que yo te lo pago"

 

Una forma ingeniosa de promocionar tu juego, de conseguir que todos prueben y entren en la onda de tu obra, que a la vez se multiplica por mil con el buen rollo de la siguiente declaración:

 

En realidad quiero ayudar a aquellos que pueden no estar en condiciones de disfrutar de un juego muy a menudo, y aunque me encantaría invitaros a todos y cada uno de vosotros a tomar un café, una cerveza o un sándwich, nunca voy a tener la oportunidad de estar físicamente con todos vosotros, por lo que me parece que está es una buena manera de ayudar"

 

Lo que hace Alex Poysky no sólo mola desde el punto de vista de su fama y su imagen pública, si no que también demuestra que detrás del creativo no tiene que haber siempre un Phil Fish o un Peter Molyneux. Alex devuelve la fe en la persona, el artista, cuya meta es dar a conocer su arte más allá del vivir del mismo, el creativo que una vez amortizada la creación se sienta a compartir su trabajo con quienes no pudieron verlo, y, lo que es más importante, es...

 

 

...Otra forma de luchar la buena batalla.

Siempre decimos que la única forma de castigar a Ubisoft es dejar de comprarles, decir la verdad de sus productos y no fiarnos de las puntaciones de páginas que visten su portada como banner de entrada a la web. Sin embargo, Poysky nos demuestra que hay otra forma de luchar contra estos gigantes del 'entretenimiento y los bugs', una forma que implica demostrar que más allá de la amortización y la ganancia cabe el regalo, una forma de demostrar que una buena imagen vale más que tres millones de ventas con engaños, y que, a la larga, la industria es un maratón en el que ganan los que consiguen seguir ahí después de unos años.

 

Ojalá el ejemplo impere en otros corazones y otras compañías, no regalando su juego pero sí intentando dejar las historias a un lado y reconociendo errores, promocionando lo bueno y dejando  un lado esa actitud odiosa y chulesca de los gabachos.

 

Un besito, Poysky, y feliz Navidad a ti también. 

 

¡Nos leemos!


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