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Bound by Flame: aunque seas feo te quiero.

A mí no me ha hecho gracia
Por Álex Pareja

Hace poco me pasaron una copia de prensa de Bound by Flame para que le echara un ojo. Lo cogí sin demasiadas ganas, le eché un ojo por encima, lo utilicé para criticar su pocas posibilidades de personalización y, cuando quise darme cuenta... Seguía jugando, aunque no entendí mucho por qué. 

 

Bound by Flame es uno de esos RPGs de serie B que, de vez en cuando, aparecen en los catálogos de las consolas. Poco o nada tiene que ver con títulos como Venética, Risen o Dragon Siege, pero van de la mano en un apartado que es induscutible: Tienden a ser bastante cutres. Si Venética fue un Omikron orquestado por Barbie y Risen un Two Worlds de bajo presupuesto, Bound by Flame es una especie de mezcla entre las viejas mecánicas de Bioware y el Dark Souls de From Software -ya está, estoy despedido- en su versión más tosca, ruda y espesa.

 

Mamellas. Así, tal cual. Eso explica la carica de pena de la chica del fondo.

 

El mundo abierto que promete son más bien escenarios cerrados y poco trabajados, decorados que parecen haber sido diseñados con un cincel, un martillo y una botella de ginebra, y un personaje protagonista que, al principio, es más simple que pisar hormigas.

 

Pero yo sigo jugando

Y sigo sin tener ni idea de por qué. No es un título que recomendaría a nadie, como ya me pasó con Risen, y tampoco es el no va más de la jugabilidad. Pero aún así... Hay magia en sus combates, que a poco que te pongas un nivel de dificultad alto tienen ese regusto amargo a lo imposible de la saga Soul. Ya desde el principio se nos advierte que las luchas no van a ser un simple aporrea botones y listos, y que elementos tan complejos como las esquivas, los bloqueos y la necesidad de estar constantemente actualizando nuestro equipo van a ser muy necesarios.  Hay momentos más sencillos, pero en general, cada victoria es una Victoria, en mayúsculas, aunque aprovechemos todas las argucias que tengamos en nyuestras manos, huyamos a mitad del combate, nos ocultemos en las esquinas para entorpecer el paso de los enemigos y usemos a nuestro compañero como cebo... Ganar un combate seguirá teniendo ese regusto a 'leches, qué bien lo he hecho'.

 

El elfo tiene pinta de dormir en un contenedor de basuras. Alguien falló las tiradas de carisma.

Pero no sólo eso, también el argumento tiene algo que engancha, a pesar de partir del clásico 'los muertos se han levantado y nos están buscando la ruina', la cosa se va complicando poquito a poco con giros de guión que aportan elementos, si no orginales sí bastante diferentes a lo de siempre. Y lo mejor es, como diría cualquier concursante de Gran Hermano, que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, lo que unido al 'demonio' que llevamos en nuestro interior hacen de éste título una experiencia... amena.

 

Por último está la personalización de equipo y las mejoras. Olvidaos de tener nivel cien de herrería en dos días y estar equipados de la leche tal y como pasó tristemente en Skyrim. En Bound by Flame las mejoras hay que ganárselas con sangre, sudor y lágrimas, y hasta el más triste trozo de cuero deberá ser sábiamente utilizado si no queréis echarlo de menos en un futuro. Porque sí, las misiones secundarias nos premiarán con armas y armaduras, pero en la mejora se encuentra la clave, y tendréis que mejorar vuestras habilidades si queréis poder mejorar las armas con menos elementos, y para ello habrá que aprender a combatir... Una serie de rutinas sorprendentemente bien conectadas en un título que pinta más feo que robarle la insulina a tu abuela.

 

El traje de la chica parece incómodo, pero es ideal para que no te muerdan los Cullen.

 

Pero cuidado

No me malinterpretéis, con esto no digo que el juego sea la caña ni que os lo recomiende al cien por cien. Muchas veces me quejo de que mis compañeros le compren ramos de rosas a títulos indies que yo no tocaría ni con un palo, y supongo que en esta ocasión las tornas han cambiado. Porque como ya os digo, Bound by Flame es feo. Es rígido como un corsé de cemento y tosco como un gorila practicando neurocirugía. El motor de sombras y luces falla más que la cobertura de un móvil en la playa, la historia avanza lentamente, algunos personajes dan vergüenza ajena y el resultado final es desastroso...

 

...Pero a lo mejor un día lo probáis y descubrís que, como yo, no os importaría darle una oportunidad. Ya lo dije una vez, pero esto es como los amores de insituto: A veces es la amiga tímida de la animadora, la chica despeinada de las gafas que siempre camina encorvada, la que acaba por robarnos el corazón. Cada uno tiene sus fetiches, y a mí, en lo personal, parece que me van los juegos de legionarios poseidos por demonios que van con brujas a las que casi se les ven las mamellas. 

 

¡Nos leemos!  


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