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Bienvenida sea la vanguardia del videojuego

Que dios nos pille confesados
Por Bruno Louviers

Ayer se inaguraba el enésimo intento por hacer algo absurdo con los videojuegos: FishPlaysPokémon. Aunque sería interesantísimo tener una cámara las 24 horas enfocando a Phil Fish mientras juega a Pokémon Rojo, en realidad este experimento es más sencillo: una cámara, reconocimiento de movimiento y una pecera. El resto, son visitas en Twitch. 

 

Esta tontería, porque no hay otra manera de llamarlo, es el enésimo ejemplo de que el videojuego está atravesando una etapa extraña que todas las formas de, llamémoslo, arte han experimentado. Como la historia es así y ahora avanza a toda hostia, si a la pintura le costó siglos y al cine medio siglo, al vídeojuego le ha bastado con 20 años, aproximadamante, para empezar a pasarse de la rosca.

 

FishPlaysPokémon es el último ejemplo de esta experimentación cuyo único objetivo es la experimentación en sí, probar cosas nuevas sin intención ni finalidad alguna. La vanguardia del videojuego (llamémoslo así, no me peguéis muy fuerte por ello) es puro meta. Cosas como Mountain o el absurdo número de simuladores de tonterías son otro ejemplo de esto. 

 

Obviamente, hace falta mucho tiempo y perspectiva para analizar todo esto. Hablar de una vanguardia cuando está sucediendo es puro postureo, y soy consciente de que yo estoy pecando de esto mismo, pero creo a ciencia cierta que estamos en esa época porque, esto no me lo podéis negar, el videojuego ya está maduro como industria y como medio. 

 

Puede que su lenguaje óptimo no esté aún a punto, pues, al fin y al cabo, se limita a imitar el cine cuando tiene que tirar de narrativa en un 90% de los cacos; pero esto no es algo negativo porque las 'vanguardias' estas que digo están trabajando principalmente sobre esto mismo, sobre el aspecto menos desarrollado del videojuego. 

 

Obviamente, algunos de estos 'juegos que dan vueltas sobre lo que es un juego' se lo toman más en serio. Casi diría que los juegos de andar de los últimos años, desde Dear Esther hasta Gone Home también, entran en este grupo de juegos, aunque sin ser tan radicales. 

 

En otras palabras, y resumiendo, que existan 'tonterías' como Mountain, Goat Simulator, Proteus o lo que quieras poner en la lista de juegos que no parecen juegos, es algo bueno. ¡Que sí! Experimentar, probar cosas raras es la única manera de descubrir cosas que realmente terminan teniendo sentido.


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