ARK Survival Evolved y la supervivencia como mecánica en segundo plano
Llevo una semana machacando duro ARK Survival Evolved en su versión para PS4. Tras varios parches que tratan de arreglar los problemas de los que os hablaba Adrian esta semana ya casi pasada y con muchas partidas offline a mis espaldas por culpa de unos servidores que han estado en mantenimiento más tiempo del que necesita LexNET par sere segura, me han quedado claras varias cosas:
En primer lugar, ARK Survival Evolved es el juego de supervivencia más bonito que verás en una consola. Sí, The Long Dark es super artístico, 7 days to Days es terrorífico con su aspecto S.T.A.L.K.E.R. y The Flame on the Flood tiene un grafismo francamente novedoso con una banda sonora que es canelita en rama. Sin embargo, ARK vence a todos con unas gráficas que hacen que parezca que estamos jugando un Far Cry revitaminizado e hipermineralizado con unos entornos paradisíacos y unos cielos nocturnos que, si no fuera por los marcadores, que hacen que parezca que estamos en Euro Disney con tanta luz, serían perfectos.
En segundo lugar, ARK es una potentísima apuesta por el juego largo, larguísimo, con un montón de contenidos que crecen más allá de lo que hace unos años creíamos posible y que tiene esa trama de libro universo llevada al mundo del videojuego en la que vemos cómo nuestro personaje va evolucionando y creciendo, pasando de ser ese cavernícola desnudo con un cristal en el brazo a convertrirse en un guerrero domador de dinosaurios del mundo del mañana-mañana.
En tercer lugar, están sus mecánicas, unas mecánicas que resultan un tanto forzadas por la ambición del juego y que, ya sea online o en partida local, demuestran que ARK, a pesar de ser un juego de supervivencia y construcción, huye del realismo de otros títulos en pro de facilitar su desarrollo y hacerlo más cercano al jugador. El resultado es un motor de creación que parece el hijo bastardo de Minecraft y Fallout 4, y unas rutinas de supervivencia que son eso, rutinas, y están a años luz de otros grandes del género.
La supervivencia queda en segundo plano
Le tenía muchísimas ganas a ARK: Survival Evolved y lo estoy disfrutando muchísimo, pero no dejo de estar un poco insatisfecho con unas rutinas de superviencia a las que le veo muy poco o ningún sentido y que resultan excesivamente laxas o faltas de realismo en su puesta en escena. Después de jugar el maravilloso The Long Dark y ver cómo Raphael van Lierop consigue construir una narración sólida y una potente experiencia de juego en base a una supervivencia que es, por encima de todo, lógica; el concepto de mantenernos vivos en ARK da la impresión de ser más un ente fortuito con unas reglas escritas en el más puro lenguaje del videojuego.
Así, elementos como la temperatura, el hambre, la sed, las enfermedades y un largo etcétera se ven, por un lado reflejados de forma aleatoria sin conexión con la realidad, y por otro solucionados de forma milagrosa por las igualmente milagrosas multibayas que encontraremos a patadas en el escenario y que tienen efectos increíbles una vez las aplicamos sobre nuestro humano.
El frío y el calor son, quizá, los componentes peor metidos en el juego, con momentos en los que un paseo por la misma playa puede hacer que surjan mensajes de 'tienes frío' seguidos de 'tienes calor' seguidos de 'tienes frío' y vuelta a a empezar en rotaciones intermitentes que no dejan claro a qué se debe este frenesí de sensaciones térmicas que pasan del frío al calor y vuelta en cuestión de segundos.
El hambre, la sed y la enfermerdad sí son más coherentes con unos ritmos circadianos lógicos y unas mínimas medidas de seguridad, pero tienen ese contratiempo de poder ser mitigadas de forma sencilla en unos escenarios plagados de recursos que hacen que, en cuestión de minutos, puedas tener ya montado tu refugio y estés equipado y armado sin demasiada complicación.
Ojo, no digo que esto sea malo, y como comento estoy disfrutando muchísimo de ARK Survival Evolved mientras me prerparo para hacer el análisis cuando haya avanzado mucho en mi aventura, pero eso no quita para que eche en falta una supervivencia mejor estructurada y con un componente lógico que te obligue a ponerte las pilas. Seguro que se me pasa cuando empiece a cazar diplodocus con mi kalashnikov, montado en un pterodáctilo.
¡Nos leemos!
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