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Apple destaca en su store los videojuegos de pago único

¿Son los micropagos el demonio?
Por Adrián Suárez Mouriño

¿Cómo ha podido ir tan mal el tema de los micropagos? En principio la idea parecía formidable: una desarrolladora te entrega un juego gratis, disfrutas de él todo lo que quieres y si quieres seguir avanzando por él, pues pagas, o ni eso, dando pasta solo si quieres acelerar los pasos que hay que dar en el videojuego para llegar a un determinado punto. Con los móviles y las tablets, que están entre tus manos, de pronto y sin que te des cuenta, el tema de los juegos gratis con micropragos es una delicia: te bajas un titulito, lo pruebas, lo disfrutas y si te enganchas pues te planteas gastar dinero en él. Títulos como Terra Battle o Hearthstone no te requieren gastar un duro si no quieres, tienen micropagos e, insisto, gracias a ellos son rentables y formidables.

 

Pero ay, la picaresca, la malicia y todo eso de que el hombre es un lobo para el hombre. Si habéis visto uno de los últimos capítulos de South Park, uno sobre cómo crear juegos para móviles con micropagos, habréis disfrutado de un delirante relato de hacer videojuegos para que gente (niños) que no comprenden lo caro que es gastar muchas veces 25 céntimos en un título; porque eso es, para muchos desarrolladores, un videojuego con micropagos: droga que vender a los incautos.

 

 

¿Es esto lícito? ¿Es culpa de los padres o de los niños? Por lo pronto, Apple ha empezado una campaña que reza “Paga una vez vez y juega”, apoyando claramente el modelo de negocio tradicional de siempre. Por lo dicho al principio me parece incorrecto condenar o castigar este modelo de negocio, así como los DLC o las reediciones. El problema no es de ellos, sino de cómo se usan y por quién; el problema no es la pistola, es quién dispara. ¿Son los micropagos malos per se? Pues no, ¿qué malo tienen las compras en Hearthstone de sobres? El problema llega, claro está, cuando un desarrollador intenta colocar en la App Store, o donde sea, un producto que está ahí para conseguir dinero de los consumidores de manera poco ética.

 

Por supuesto y junto con esto se está llevando a cabo una campaña con la imposición de una nueva normativa que intenta dejar claro dónde se producen las compras en el juego y cómo se obienen uno u otros títulos, lo que está bien, ¿pero condenar un modelo interesante que ha dado buenas producciones? No me parece adecuado. ¿Por qué es mejor un videojuego que solo te pide pagar una vez una cantidad determinada que otro que te permite pagar justo lo que quieres? Lo que habría que valorar es cómo es ese pago (o los pagos) y en qué condiciones llega, lo mismo que tendría que suceder con los DLC y otras argucias de nuestro medio.


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