Alarma social: adiós a la segunda mano
La verdad es que me gusta entrar en mi pequeña oficina y contemplar cómo relucen las estanterías, colmadas de buenos videojuegos. Tengo la práctica mayoría de los títulos que salieron para la primera Xbox, los más representativos juegos de Gamecube, un porrón de cosas para PlayStation 2... y finalmente, gran parte de todo lo bueno que ha salido en la presente generación. Por supuesto que mi trabajo en esto del ocio electrónico ha ayudado sobremanera a que pueda hacerme con bastante de este material, pero debo admitir que muchísimo de lo que tengo ha venido desde el mercado de la segunda mano.
A Daily Price, Cash Converters e incluso a las tiendas Game les debo una buena porción de todo el material que tengo. Improvisados viajes han hecho que pudiera conseguir material por momentos inaccesible, como toda la colección de Resident Evil en Gamecube, todos los juegos basados en Star Wars lanzados en Xbox o bizarros engendros más o menos actuales como X-Blades o Battle for the Pacific. Y ya no es solo por el tener un foco más donde encontrar ejemplares más o menos complejos de localizar, sino por el hecho de que los precios con los que nos topamos en la segunda mano son todo un salvavidas para aquellos que no pueden permitirse los cincuenta, sesenta o setenta euros que cuesta un videojuego de nuevo cuño.
Todo esto viene a colación de los datos que nos van llegando acerca de la próxima generación, que parece posicionarse de manera radical en contra de la segunda mano. Como parte más o menos integrante de la industria del videojuego puedo entender los motivos, y soy consciente de la significativa faena que es el contemplar cómo Game, Gamestop y demás se lucran con las reventas mientras las productoras y desarrolladores ven cómo esos euros movidos por su trabajo queda lejos del alcance de sus manos. Hay que ser objetivos: la segunda mano desde luego que no beneficia a las casas de software, pero pienso que al fin y al cabo como opción no debería nunca de ser desestimada.
Es por ello que cuando saltan noticias como la que ha sacado a la luz el magazine Edge pues... como que es lógico que los usuarios se crispen y terminen despotricando acerca de la política que parecen querer tomar algunos fabricantes de hardware de cara a la próxima generación de consolas. Primero se habló al respecto de Sony con su PlayStation 4 y su negativa a soportar la segunda mano, y ahora es Microsoft la que sale a la palestra. Y es que se dice que la futura Xbox tenderá hacia lo digital, aún apostado por un modelo de software híbrido en el que no faltarán los juegos en formato físico. El problema es que estos Blu-ray de cincuenta gigas (según dicen) vendrán con un código de activación que eliminará la posibilidad de que otra máquina pueda ejecutar el ejemplar en cuestión... o sea, adiós a la compra-venta de segunda mano y, ojo, a algo tan básico y familiar como los mismísimos préstamos entre amiguetes.
Claro está que en su momento Edge también soltó que Wii U sería chorrocientas veces más potente que Xbox 360 y PlayStation 3, por lo que estas afirmaciones hay que cogerlas con pinzas. No obstante, y viendo lo bien que le va a Valve con la política de ventas de Steam (donde obviamente la segunda mano brilla por su ausencia), es bastante probable que Sony y Microsoft dirijan sus miras hacia esta oscura tendencia. Claro está que beneficiará sobremanera a la industria, donde percibirán los beneficios de las ventas aquellos que verdaderamente son responsables de la producción de los videojuegos... pero la cultura de los préstamos y de la segunda mano siempre está ahí, con todo lo bueno que para el usuario conlleva. En todo caso, es el mundo del videojuego el único que te hace sentir como un delincuente por vender o trapichear con tus juegos.
<< Anterior Siguiente >>