1. Mundogamers
  2. Noticias

Adios a Pratchett: El hombre del pato abandona Gran A´tuin

AL FIN, SIR TERRY, DEBEMOS CAMINAR JUNTOS
Por Rafa del Río

Fuiste el tipo del pato en la cabeza, una Muerte sin género, el capitán de una guardia acabada, un Mort que cubrió al Segador cuando casi nos mata del susto y un diminuto roedor vestido con una larga túnica en cuyas cuencas vacías brillaba una diminuta luz que, seguramente, ocultaba una sonrisa

Aunque claro, la Muerte siempre sonríe. 

Nos enseñaste cómo preparar un mendrugo de pan con un vaso de agua, elegiste la mejor canción del puercoespín, patrón de Lancre y La Caliza, rey y bufón de una obra de teatro que ni el propio William habría podido mejorar. Convertiste en duque a un simple despojo de la nocturna guardia de Ankh-Morpork, demostraste, en tu obra y con tu vida, como una gran mujer puede ser el primer paso de todo un futuro. Nos enseñaste a creer en cuentos infantiles, a matar a Santa Claus para después resucitarlo, a creer en esos pequeños hombres libres y a entender que no en todo akelarre hay tres brujas bailando tal y como Dios -u Ofler- las trajo al mundo. Sobre todo si hace frío y se puede bailar con un par de gruesas medias de lana y un vestido zurcido por la propia Tata Ogg.

 

4 5

 

¡Carallu! ¡Qué gradullón más grande fuiste, rapaciñu!

Pocas personas hicieron más por encender inteligencias ajenas, por extender la tolerancia y la comprensión y por causar alegría en el mundo que usted, Sir Pratchett. Fundiste en un abrazo y en una partida de Zas al rey diamante y al rey bajo la montaña, convertiste al hijo del Faraón en un improvisado Moisés que liberó a su pueblo de la Necrópolis, llevaste de vuelta a un rey que se contentó con ser capitán y amante de una mujer lobo. Vestiste a un vampiro con cámara fotográfica para contarnos La Verdad. Y ayer, cuando menos lo esperabas, El Segador apareció y te dio un susto que casi te mata.

Aunque como tú ya bien ilustraste, en este caso, el 'casi' se desvanece.

 

Casi me matas del susto...

Te conocí en los viejos tiempos de la facultad, de las manos de dos amigos, Tas y Maika, y con tu Luz Fantástica, El Color de la Magia, El Rechicero y Ritos Iguales, me conquistaste el corazón y el ansia literaria. Perdonarás mi klatchiano, Maestro, pero qué bien escribías, voto a bríos! Y más allá de tu mano estaban tu cabeza y tu corazón, y esa diminuta puntilla que se hacía grande a mis ojos después de cada gran verdad:


-La gente dice tal, aunque la gente... la gente dice muchas tonterías

-Vimes no entendía como ninguna opinión pudiera ser humilde, más cuando venía de unos labios pomposos como aquellos

-En un momento en el que la victoria significaba causar un buen montón de muertes en la guerra, no importaba demasiado en qué bando...

Con cada revés de tu mano y golpe de escritura vestiste de oro al pueblo y de verde a su gobierno con una calidad en la que cinismo crítico y humor se daban la mano con una visión amable del mundo, un mensaje positivo que nos alejaba del precipicio del hastío vital.

 

2 5

 

El Cayado del Mago tiene un Nudo en la Punta

Así te conocí, Maestro, y en cuestión de meses me hice con los juegos que retrataban tu Mundodisco, ese mundo imposible y a la vez tan cercano llevado por cuatro elefantes -ya sabemos lo que pasó con el quinto-. Un mundo en el que los Dioses juegan a los dados para divertirse, los gobernantes creen en la democracia de un hombre, un voto -y Vetinari ese ese hombre... y ese voto-, los hechiceros deben llevar sombrero y las brujas le sacan la lengua al sol.

 

Pero hablaba de tus juegos: Discworld y Discworld 2, una visión diferente en clave de aventura gráfica que se hacía eco de una época en lo que lo que os faltaba de medios os sobraba en ingenio. Qué grandes juegos, Maestro, qué grandes ratos pasados tratando de conseguir agua en el Ankh -un río en el que la única forma de morir ahogado es caer a él con la cabeza dentro de una garrafa de agua-, explorando las sombras y escuchando la voz del señor que empujaba el carrito:

-Briiiing yooour deaaads.

Joder, Maestro, Mano de Milenio y Gamba, qué obsesión tenías con la muerte. Al final, como Lyn ha escrito para el mundo desde su torre privada de Clacks, El Segador te tendrá ahora a su lado para poder preguntarte, estoy seguro, por cómo es la versión íntegra de la canción del Puercoespín o si es verdad que el Cayado del Mago tiene un Nudo en la Punta. 

¿Lo ves, Pratchett? Al final incluso me pesgaste la manía de 'hablar' 'pronunciando' las mayúsculas...

 

3 6

 

Pero desvarío, me pierdo, se me escapa el esquema de un texto que, por Om -el bueno, el de ahora, no el de ante de Brutha- al final me saldrá demasiado largo: 1500 palabras y voy a la ruina... Maestro. Hablaba de los tiempos en que tu obra se adaptó a los videojuegos, de los tiempos en los que la cabezología de las brujas de la programación estaba por encima de esa magia de color octarino que hacen los actuales Ridcullys de las triple A. Unos tiempos en los que tu prosa se adaptó de forma magistral a la mentalidad de la época, incitando al pensamiento, a los buenos principios y a todo lo bueno que brilla en el ser humano: maldito sea si una sola vez leí o disfruté en uno de tus juegos de un momento que me resultara amargo, más allá de ese susto de El Segador... 

Que aún así resultó dulce...

Y aún así...

...Maldito susto. 

 

Deme el libro pero no lo firme, mi papá dice que pintar en los libros está mal.

¿Sabes, maestro? Siempre fuiste mi primera opción en regalar a una persona querida, pues en tus páginas, como en todo lo que hacías, había siempre un mensaje para cada uno. Ya fuera con Tiempos Interesantes, con Soul Music, con El Segador, ¡Guardias! ¿Guardias? o esas viejas recetas de Tata Ogg que guardo con cariño en la cocina, siempre pensé que tu literatura era el regalo perfecto. 

 

Entenderás, con tu marcha, que ahora desee tener en mis manos unas bobinas de tiempo de las de Lu Tzé, el Barredor. Un mecanismo para echar atrás las manecillas del reloj más perfecto del mundo, eludir el escrutinio de los Auditores y preguntarte por Dos Flores. Volver atrás para recordar los viejos buenos tiempos de Disc World Noir en una Playstation que ya no recuerdo dónde abandoné, y para de la mano de tu literatura disfrutar de todo lo grande que después hiciste. De Sam Vimes, de viña a duque, de la botella al biberón de todo buen padre y a discutir con el gobierno establecido por la vida de una pequeña trasga que ya no está entre nosotros. Quiero brindar por ti, Maestro, y contigo, entrechocando dos vasos de Abrazo de Oso o de Esfumino que, como todo el mundo sabe, se hace sobre todo de manzana. 

 

9 1

 

No te preguntaré por la Sra. Cake.

Eso puedo prometerlo, porque ayer te fuiste, sir Pratchett, y por primera vez lo pasé mal cuando ví que un nombre que había sentido tan familiar como propio dejaba una estela de tristeza en su paso por un mundo al que sólo había legado cosas buenas. Nos queda un regalo, tu regalo, de inteligencia y buen hacer, de humor sarcástico y buenos mensajes, de prosa directa y a la vez, de calidad. Y ni todas las sombras de Grey del mundo ni todas las latas de gasolina de la galaxia podrán destruir lo que creaste y lo que fuiste para un mundo que, aunque llora tu pérdida, sabe que ahora, en este momento, te encuentras con el mejor de tus personajes, seguramente con una sombrillita con un trozo de queso y un trozo de piña pinchados en ella en las manos, hablando de lo que será.

 

¿Me atreveré a hacer el rito de 'cuenti este'? Lo dudo. Lynn ya ha dejado claro que has de marchar el paz, seguido por tu baul de madera de peral sabio y por los buenos deseos de todos los fans, lectores, amigos y familia que saben que hoy Gran A'Tuin llora tu marcha. Me despido, como ha hecho la persona que más te ama en este mundo, con sus palabras en twitter:

 

"- AL FIN, SIR TERRY, DEBEMOS CAMINAR JUNTOS.

Terry tomó el brazo de la Muerte y lo siguió a través de las puertas hasta el desierto negro bajo la noche sin fin.

FIN"

 

Pero debo añadirle una pega a esta despedida: Sé, estoy seguro, que La Muerte, por primera vez y sin que sirva de precedente, ha utilizado las minúsculas para hablar contigo. Esa te la debe, Maestro.

...

Amigo.

 

Te seguiré leyendo.


<< Anterior Siguiente >>