2020, el año en el que una revisión de Nintendo Switch empieza a tener sentido

Si es difícil saber a qué generación pertenece Nintendo Switch es, en gran parte, porque Wii U no terminó su ciclo. Desde entonces, la casilla de salida de la máquina que tenemos hoy ha estado en un limbo extraño, en un tablero en el que no había fichas de otro color. Ha empezado a caminar sola, y francamente no le ha ido mal. Desconocemos cuándo terminará la vida de Nintendo Switch, pero parece evidente que no estará muy pendiente de cuadrar calendarios con Sony y Microsoft. 

 

Eso no quiere decir, sin embargo, que no esté atenta a sus movimientos. Al final, los peces que pretenden pescar pertenecen al mismo océano, así que es normal que les veamos agitarse cuando la marea es alta. Dicen por ahí que a finales de 2020 el oleaje será para verlo, por aquello de que llegan PS5 -con un sorprendente nuevo logo- y Xbox Series X al mercado. Será buena temporada para probar el nuevo sedal, uno que perfectamente podría ser Nintendo Switch Pro. 

 

 

Seamos honestos: acabará haciendo falta. Si Nintendo quiere seguir alargando la alegría de haberse convertido en el hogar de los nuevos indies y su propio ciclo, deberá seguir ofreciendo un sistema capaz de mover los más potentes o, al menos, crear un ecosistema en el que tengan cabida. Cómo y en qué lugar deja esto a las consolas actuales, más cuando se ha revisado el modelo original hace apenas unos meses, es difícil de definir, y no seré yo quien tenga una respuesta a eso. 

 

Pero lo que está claro es que Nintendo Switch es, muy probablemente, la consola que más pronto ha evidenciado sus limitaciones en cuanto a potencia; si ya son evidentes ahora, imaginad cuando la competencia venga con 12 y 9,2 teraflops de músculo. Hará falta un revulsivo. La buena noticia es que en la gran N acostumbran a dar con los mejores que son, vaya tú por dónde, el verdadero motivo por el que estamos aquí: buenos videojuegos, obras maestras. Dan vida a megatones como Breath of the Wild. 

 

 

Me niego a pensar que la existencia de NS Lite es un obstáculo, solo es una opción complementaria como 2DS lo fue en su momento. Odio acabar con un “y aun así”, pero es lo que me sale. Sería genial que Nintendo pasase de dar buenos reveses, de devolver pelotas imposibles, a manejar el saque. Eso es algo que se acostumbra a dar con una suma de factores, con una conjunción astral que podría ser la existencia de un gran catálogo y, a la vez, la llegada de una revisión del sistema que lo actualice a lo que está por venir. Imaginad cómo de fuerte sería ese saque. Y aun así no sabemos si lo veremos.

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