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2014 y videojuegos. ¿Llenos de orgullo y satisfacción?

El año que perdimos la inocencia
Por Rafa del Río

Termina el 2014, y a pesar de repaso hecho a modo de especial, a pesar de ese mensjae navideño de podcast en el que parezco un abuelete desfasado y desmemoriado -y para más inri con un catarro de mil pares de narices-, a pesar de que Dayo ya ha hablado de esto y lo ha hecho, como no podía ser menos, mil veces mejor que yo... A pesar de todo, tengo ganas de hacer un repasillo.

 

 

Ludi et homine

2014 ha sido el año que prometía pero se acabó escurriendo entre los dedos. El año de Playstation 4 y Xbox One en el que los nueva generación han tardado en decir algo, y ha sido un algo tirando a inconsistente y poco satisfactorio. 2014 ha sido el año de maravillarnos con TitanFall o inFAMOUS, el año en que recibimos un Thief que ya muchos dábamos por muerto. El año de los grandes indies y de una Telltale que ha empezado a cansar...

 

...Un año, en fin, que si no te gustaba Dark Souls II se te quedaba corto hasta ese noviembre en el que al fin pudimos ponr las manos sobre algunas cositas jugosonas. Kojima sorprendiendo, Mikami dando la nota, Sakurai echándose a dormir y la aparición al fin de ese sueño llamado Zelda al que aún le queda mucho, pero mucho por llegar.  

 

2014 ha sido un año un poco soso. Un año en el que todo podía haber sido más, casi de transición, pero que no por ello nos ha dejado tristes. Bien mirado, peor fue la cosa el año pasado, con esa sequía de octubre a febrero que hizo mucha pupa a más de uno. 2014, en fin, ha sido el año de los cambios y las puestas a punto de cara al futuro.

 

 

Pero no todo son videojuegos

Y 2014 ha sido también un año de bilis. Un año en el que hemos aprendido a tener cuidado, a protestar, a quejarnos y a mandar a parir a la industria. Año de downgrades, de gamergates, de Phil Fishes y Molyneuxes, y año en fin de una Ubisoft subidita que se ha atrevido a demostrar la cara más fea de la industria lanzando productos mediocres a golpe de promoción millonaria, invirtiendo más en publicidad que en calidad para luego decir que su riguroso controlde caidad les obliga a retrasar paches que finalmente salen al mercado con más bugs que los que arreglan.

 

En este sentido, 2014 ha sido un año duro. Un año de asquitos y fatigas, de sexismo, de violencia, de mal rollo, de sentirte maltratado por la industria, de estar asqueado por lo que nos rodea y de querer gritar a los cuatro vientos cuatro verdades acerca del mundo, la vida y el sentido de la misma...

 

...Que todos sabemos que es 42.

No, tal y como digo al pincipio, no ha sido este un año que nos llene de orgullo y satisfacción como videojugadores, y no por el catálogo en sí, si no por toda la mierda que ha rodeado a la industria y al mundillo con cosas como los polvos de Zoe, las amenazas a la Sarkeesian, las subidas de tono de algunos creativos o las ofensas directas al jugador que, por si alguien todavía no lo entiende, lo único que quiere es jugar.

 

Un año bilioso y embarrado que sin embargo, para mí, ha terminado siendo maravilloso. Maravilloso por haberos conocido, maravilloso por haber logrado entrar en esta pequeña aldea gala que aún sin poción mágica resiste ahora y siempre al invasor. Iba a terminar este texto hablando de los buenos propósitos que tengo para el próximo año, pero prefiero hacerlo dandoos las gracias a todos, lectores y compañeros, por haber ayudado a suavizar el año y haberme hecho sentir como en casa. 

 

Un año se marcha y otro empieza. Esperemos que este 2015 sea diferente, traiga más calidad y menos caspa, más noticias y menos cotilleos, más buenas obras y menos polémicas... Si no es así, seguiremos al pie del cañón para llamar a las cosas por su nombre, siempre, eso así, con vuestro permiso y ayuda. 

 

¡Feliz Navidad, Mundogameros! 

(Y espero que nos sigamos leyendo)


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