Zynga, el apestado que antaño lo petaba
Hace un par de años Zynga se consideraba como un parsadigma de lo que debía ser un estudio de videojuegos casual. Hoy, con una sangría incesante de bajas, se la señala como uno de los grandes males del videojuego. Me inclino por pensar que la gran aportación de Zynga al videojuego ha sido la de poner el free2play en el ojo del huracán... y poco más.
No es de extrañar que cada poco tiempo aparezca algún ejecutivo o algún directivo de un estudio rajando de Zynga, de sus juegos, de sus prácticas o del diseño de sus títulos. Hace unos meses, en el último Gamelab, Daniel Sánchez-Crespo se marcó una interesante charla de monetización de videojuegos en la que puso a Zynga como ejemplo de lo que no se debe hacer para tener éxito en la industria. Esta misma semana, John Smedley, capo de Sony en Estados Unidos, ha vuelto a arrearle a la compañía dirigida por Mark Pincus.
Crespo en su momento habló del "horrible diseño" de los juegos de Zynga, una aseveración con la que no puedo estar más de acuerdo. Coge el núcleo de cualquier juego de la compañía y... ¿qué te queda? Un par de minutos de clicks para decidir qué tareas realizar sin ningún tipo de jugabilidad. Las primeras partidas todavía pueden tener algo de gracia pero, a medida que la cosa se complica, el juego te obliga a tirar de tus contactos para progresar. Y como tus amigos no jueguen a dicho juego, estás más que vendido. La única solución, pasar por caja.
Así de tramposo es el planteamiento básico de Zynga y, pese a todo, le funcionó más que bien en los primeros años de esta década. Cuando las grandes todavía miraban al free2play con desprecio y lo relegaban a la categoría de "juegos para Facebook". Hoy el asunto ha cambiado, y mucho, y los free2play han iniciado su desembarco en consolas. Acaba de anunciarse que más de un millón de jugadores ya le han dado a Happy Wars, el primer juego de este estilo para Xbox 360 y en Sony también se están poniendo las pilas.
Ahí es donde llega el palo de Smedley a Zynga. En plena promoción de Planetside 2, Smedley asegura que hacer un free2play es un arte y no una ciencia, tal y como piensa Zynga. La facturación masiva de juegos con las mismas mecánicas habla por Smedley (FarmVille, FarmVille 2, CastleVille, Mafia Wars, Mafia Wars 2, CheffVille, CityVille, FrontierVille) y on deja a Zynga en buen lugar. La sentencia que mejor resume este texto la hace el mismo Smedley: «Hemos hecho, expresamente, un núcleo de juego que sea divertido y gratuito sin que el jugador tenga que pagar un céntimo».
Mientras en Zynga las bajas de ejecutivos traídos a golpe de talonario se amontonan (la última, la del creador de Hidden Chronichles), a su CEO le siguen cayendo palos. El último le sitúa en el cuarto lugar del dudoso premio al Peor CEO del año, donde ha superado incluso a Rodrigo Rato por su gestión en Bankia. La historia de Zynga tiene toda la pinta de repetir el modelo de start-up que lo peta y que no es capaz de asimilar su propio éxito. ¿Asistiremos pronto a su final?
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