Os lo comentamos hace más de dos años en un texto largo que trataba de hacerse eco del drama Oculus VR/Faceboock/Zenimax y que perfilaba las supuestas malas prácticas que la empresa de Palmer Luckey había llevado a cabo aprovechando las instalaciones y equipo de la empresa mater de Bethesda para desarrollar una tecnología que luego llevarían a otra empresa creada sobre la marcha con financiación colectiva y vendida días después a Facebook.
Hoy se hace público el veredicto del jurado y, efectivamente, se considera que Oculus Rift ha incurrido en robo de información y violación de los derechos de autor, condenando a los inculpados a una cifra lejana a los 2.000 millones de dólares que se requerían, siendo en total 500 millones que se desglosan en 250 millones a pagar por la empresa, 150 millones por Brendan Iribe y 50 millones por cabeza a los otros dos nombres que iniciaron el proceso: Palmer Luckey y John Carmack.