Zelda Breath of the Wild y Horizon Zero Dawn: jugar del tirón o ir con la calma
La mayoría de la gente que conozco con Breath of the Wild ha pasado de las cien horas de juego. No es solo una cifra alta, también es indicativo de que no han jugado a mucho más si tenemos en cuenta que el juego ni siquiera lleva dos meses en el mercado. Eso, o tienen mucho tiempo libre. En cualquier caso es evidente que estamos ante un pozo de horas de los que te absorbe y no te suelta hasta terminarlo.
Con Horizon: Zero Dawn, mi acercamiento está siendo radicalmente distinto. Lo juego, estoy un par de días maravillado con él y lo puedo aparcar sin problemas durante semanas, retomándolo con las mismas ganas del primer día. No deja de ser curioso que dos juegos de mundo abierto basados en la exploración y en la idea de perderte entre sus paisajes me transmitan dos maneras de disfrutarlos tan radicalmente opuestas.
Lo primero a comentar es que no creo que ninguna sea mejor; ambas tienen sus defectos. Fumarte más de un centenar de horas de juego en uno o dos meses te deja poco margen para disfrutar del resto de lanzamientos que va recibiendo el mercado, por no decir que al empezarlo puedes dejar algún juego a medias que no va a ser fácil retomar después. En mi caso y en el de muchos, jugar a Zelda: Breath of the Wild ha implicado un parón temporal.
En la otra cara de la moneda tenemos a un Horizon: Zero Dawn que puede durar tanto como quieras estirar el chicle. Con Aloy me apetece maravillarme con cada una de las muchas panorámicas que ofrece la obra de Guerrilla, entrar en el modo foto y olvidarme del reloj, pasar del viaje rápido y escudriñar cada rincón del escenario que puedo haber pasado por alto. Con esto la experiencia puede alargarse meses, pero también corre el peligro de verse condicionada por el resto de lanzamientos, respecto a los cuales siempre va a permanecer en segundo plano. No sé si le conviene prolongarse tanto.
Jugar del tirón o ir con la calma es algo que muchas veces no se puede elegir y que simplemente te pide el cuerpo, dependiendo de cada obra. De la misma manera que temo por mi valoración final de la historia de Aloy si el chicle se estira más de la cuenta, también echo de menos no tener motivos para regresar a Breath of the Wild al haberlo exprimido tanto y tan pronto. De hecho, sería incapaz de recomendarle a alguien que lo racionase. ¿Qué preferís vosotros?
<< Anterior Siguiente >>