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Yo voté a The Witcher 3

Más allá del juego
Por Kysucuac

Antes de nada, ¡Feliz Año a todos! ¡Que este 2016 os traiga salud, dinero y amor! Bueno, y videojuegos. Y a mí... Pues que me traiga vuestro odio. En realidad pensaba que el odio hacia mi persona sería mayor cuando decidí que The Witcher 3 se merecía un puesto en mi lista de los GOTY aunque no hubiera tenido la oportunidad de jugarlo en primera persona. Al menos, no mucho más de una hora de exploración, matar a un enemigo aleatorio y poco más. Yo ya sabía que la historia de Geralt De Rivia se iba a llevar el galardón mucho antes de que llegáramos a las fechas señaladas, y sabía que, de alguna manera, aunque no lo jugase, me tocaría hablar y debatir sobre él.

 

Ni que decir tiene que, por mucho que no haya tenido una amplia experiencia con el juego, conozco el universo y a sus personajes gracias a las fantásticas novelas de Andrzej Sapkowski, y que sí tengo en Steam (y jugados, por mucho que mi biblioteca refleje fielmente el síndrome de Diógenes) el primero y el segundo título de la ahora ya trilogía. Por lo que no se puede decir que me haya puesto a hablar de The Witcher 3 con las manos vacías, que yo, antes de hablar de algo, me informo. Y, si es un juego, procuro al menos verlo. Mis haters dirán: Pero, a ver, mangurriana, si no has jugado a un juego, ¿por qué lo votas como juego del año? Ay, amigos, porque a día de hoy un GOTY debe ser más que una simple experiencia jugable.

 

Ya hemos hablado muchas veces de un debate que ya se hace eterno: ¿Puede el videojuego considerarse arte? Por supuesto, para mí sí lo es. El videojuego es una expresión artística como cualquier otra, y sí puede llegar a considerarse un arte al nivel de la pintura o el cine, entre otros campos artísticos. El desarrollo de un juego conlleva un trabajo minucioso y sus encargados son verdaderos artistas. Pero hay algo también más allá del juego y de jugarlo, pues, como cualquier otro arte, el videojuego puede generar algo más a su alrededor.

 

Por tanto, un juego puede disfrutarse sin haberse jugado activamente, como mero espectador, si bien existe la barrera de los títulos donde el jugador debe tomar decisiones. Al ser nosotros el que ve y no el que juega, podemos estar en contra de algunas de las reacciones del jugador a la hora de decidir, pero ello no hace menos disfrutable nuestra experiencia. Un ejemplo muy sencillo es Until Dawn, que además de como juego ha funcionado como serie. Muchos youtubers se dedicaron a ir subiendo su partida por capítulos tomando diferentes decisiones en la historia, que cambiaba según sus movimientos. Con The Witcher 3 pasa algo parecido.

 

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Pero The Witcher 3 ha sido algo más que una experiencia para el jugador y para el espectador. Ha levantado pasiones allí por donde ha pasado y ha colapsado los medios especializados en videojuegos. Cuando salió la tercera entrega de la historia de Geralt de Rivia, no se hablaba de otra cosa, y eso también convierte a un juego en digno de un GOTY. Generar, no sólo admiradores, sino, en general, gente que hable de él, es otra forma de crecer como juego. Algo parecido a lo que hacen cantantes como Miley Cyrus o Lady Gaga: De lo que sea, pero que se hable de mí. Por suerte para nosotros, Geralt no se ha vestido con un vestido de chuletas de cerdo ni se ha subido en pelotas a una bola de demolición. Bueno, más o menos.


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