Yakuza 5 debería haber sido GOTY 2012... y 2015, también

'Yakuza debería haber sido GOTY 2015' la primera vez que leí esta frase fue en el twitter oficial de Ramón Méndez, amigo, co-autor de La Odisea de Shenmue, traductor con muchos premios en su haber y doctorado en traducción y videojuegos. Leí la frase a finales de año, a colación con los podcasts, artículos y vídeos acerca de cuáles habían sido nuestros favoritos del año y, cuando la leí, pensé que había sido un poquito exagerado en su valoración. 

 

 

Qué razón tenía el maldito. 

Ahora estoy jugando Yakuza 5, llevo casi 60 horas y aún voy por la segunda parte, y a falta de conocer al resto de protagonistas y descubrir mucho, pero mucho del juego, no puedo menos que darle la razón: Yakuza 5 es Juego del año por méritos propios, de 2012 de sobra en Japón, sí, pero también de 2015 en occidente. ¿Significa eso que si lo hubiera jugado en su momento habría destronado a mi favorito de 2015, Fallout 4? Sin duda. ¿Entonces también le habría puesto un diez si me hubiera tocado analizarlo? Pues sí, amiguitos, y porque no hay más nota. 

 

Yakuza 5 es la demostración de que hay algo que falla en nuestra industria. Un juego sólido que apura al máximo las posibilidades de Playstation 3 en lo que a personajes, iluminación y efectos del entorno se refiere. Un título que demuestra unas expresiones faciales que superan, en ocasiones, a los de esta 'nueva' generación y un concepto de videojuego como tal que mezcla tantas cosas y tan bien que casi da miedo pensar en lo que podrían hacer estos tíos si algún día se animaran a hacer un juego conjunto con Rockstar. 

 

 

Algo pasa con nuestra afición

Y es algo malo, muy malo. Decimos que estamos hartos de bugs, de DLCs y de actualizaciopnes, de juegos caros, de títulos que salen a medias, sin funcionar, y que no rinden ni medio bien hasta que no han pasado unos meses. Sin embargo, cuando sale un juego sólido, que funciona a la perfección, sin bugs, sin errores, sin DLCs y con todo el contenido completo, jugable y perfecto desde el día uno, y para colmo a un precio menor de lo que suelen tener los triple A, el público no le da ni la menor oportunidad. 

 

¿Es culpa de la prensa? Sin duda. No hay más que ver cómo las corrientes y modas que los redactores y youtubers creamos desde la tranquilidad de nuestro despacho influyen en los gustos, en las opiniones y en las corrientes de mercado que fluctúan en nuestra afición. Llamadlo Sombras de Mordor, saga Souls, Zombies Vs. Plants, Rocket League o, desde el otro prisma, Assassin's Creed. Al final de lo que no se habla o lo que se analiza sin llegar a experimentarlo en toda su naturaleza termina por desaparecer, y se convierte, como pasa con Yakuza, en una obra que fuera de japón parece destinada a pocos, muy pocos, los afortunados que estamos dispuestos a todo por jugar a algo más que un Call of Battlefield Souls III o un Quatum Uncharted Overdrive.

 

 

El videojuego como videojuego

Decía el otro día Bruno que Dark Souls III es el vídeojuego que mejor entiende lo que es ser un videojuego, y aunque no dudo que así sea con este escenario concreto y en ese género en especial, esa verdad universal no es aplicable a otros videojuegos ni géneros del mercado. Super Mario Bros. entendía perfectamente lo que era ser un videojuego, Asteroids entendía perfectamente lo que era ser un videojuego y Crazy Taxi entendía perfectamente lo que es ser un videojuego. 

 

Yakuza 5 también entiende lo que es ser un videojuego, y con ese conocimiento en su mano trasciende la frontera del mismo y ofrece cultura, arte, conocimiento y guía turística confiando en la profundidad de su propia naturaleza y entrando de lleno en el terreno sub-molecular del metajuego. Una partida de rol en la cárcel nos ayudará a volar en libertad tras dos años de reclusión, las máquinas arcade siguen ahí, y la realidad virtual vuelve en forma de Inner Fighters 8. Y no me hagáis hablar de la caza en los montes nevados de Hokkaido... 

 

 

Pero más allá de su naturaleza, de su código de honor, de su argumento y de todo lo demás, Yakuza 5 es un producto sólido, terminado, que ofrece una libertad de acciones que va más allá de la decisión en el momento clave según los scripts y que depende de cómo queremos vivir nuestra vida, algo que ningún juego hasta ahora se ha atrevido a ofertar y que no deja de sorprender a cada poco tiempo que juegas con él. 

 

Algo le pasa a la industria cuando este juego, que debería haber sido juego del año, termina llegando tres años después y en inglés porque no va a tener ventas. Algo nos pasa como mercado cuando somos incapaces de dedicar ni el más mínimo empeño a conocer algo que no sea un más de los mismo con nuevos gráficos. Y algo nos pasa como prensa, me pasa como redactor, cuando tardo meses en poner mis manos en una joya como ésta y me arrepiento de no haber estado espabilado. Suerte que aún estamos a tiempo de reaccionar. 

 

¡Nos leemos!

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