Xenoblade Chronicles 2 y cuándo dejar de hablar para que el jugador piense por sà mismo
No te cuento cómo hacerlo todo, por tu bien

Si hay algo que me gusta de Xenoblade Chronicles 2 es que es un videojuego que no es fácil de comprender lo que te quiere decir a la primera. Ni su trasfondo ni su sistema de combate se captan a la percepción si no nos paramos a pensar en lo que nos están contando. ¿Qué es exactamente el mar de nubes? Tantos blades, ¿de dónde salen? ¿Y los titanes? El videojuego te azota con dudas y más dudas, incertidumbres y cuestiones que parece que nunca se resolverán. Tú las acumulas en tu sesera mientras unas preguntas se cruzan con otras hasta transformarse en otras mayúsculas y esperas que, quizás, se resuelvan al final de algún combate.
Lo mismo se aplica a sus batallas. Las bases de la lucha están claras, pero de ti depende elegir el mejor equipo posible, el orden con el que encadenas tus artes y cómo configuras a tu equipo de blades, y ojo, porque si no has realizado una buena selección de criaturas elementales, morirás. Porque Xenoblade Chronicles 2 explica sus conceptos básicos e interpreta que tú mismo te darás cuenta de cómo aplicarlos bien. Y eso me encanta.
Si hay algo que no soporto en un videojuego es creerme que ya lo sé todo. Necesito contar siempre con un margen de mejora, con un vacío de historia o de jugabilidad que me obligue a esforzarme, a investigar en el metajuego del título o a recorrerme un escenario tras otro hasta descubrir esa respuesta que me falta. No le estoy pidiendo a un videojuego que esté incompleto, pero sí que solo me cuente hasta un punto y que luego se detenga, que entienda que luego depende del jugador llegar hasta el fondo de la cuestión, o no.
Este es uno de los mayores logros de Xenoblade Chronicles 2: saber cuándo callar, cuándo llenar tu cabeza de preguntas sin respuestas y cuándo dártelas. Aunque el juego se haga un lío para ordenar todo su trasfondo, la entrega de su información está perfectamente estudiada y lograda, pero eso sí, queriendo ser siempre lo justo de accesible.
Xenoblade Chronicles 2, muchas veces, parece un profesor que explica cómo hacer algo y luego plantea un ejercicio sobre ese algo, pero siendo este un poco más difícil que su ejemplo y esperando que algún alumno avispado lo resuelva. Trabajar bien con ese espacio de vacío de información ha sido, para muchos juegos, su gran bondad silenciosa. ¿Por qué en The Secret of Monkey Island hemos explorado y encontrado tantos secretos en sus islas, por ejemplo? Porque ha sabido cuándo dejar al jugador pensar por sí mismo, fallar, enfadarse y volver sobre sus pasos para saber dar la respuesta que el maesto le ha exigido. Así que ya sabéis, si falláis en algún combate de Xenoblade Chronicles 2, afilad vuestro instinto y decidir ser mejores alumnos.


