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Wolfenstein 2, información superflua y cosas nazis que te sacan del juego

Blazkowicz debería guardarse sus pensamientos para sí
Por Rafa del Río

Ayer os hablaba de Wolfenstein II: The New Colossus y cómo utiliza su narración en segundo y tercer plano para elaborar con sus ausencias una crítica a la historia y a la justificación que ofrece en su primer nivel de narración. Un acierto, al menos así lo considero a nivel personal, que sin embargo pierde brillo por culpa de esa narración directa y, en ocasiones, burda, que tira de elementos dispares para dar como resultado un juego que podría haber funcionado mejor sin tanto altibajo. 

 

¿Qué haces Blakzowicz? ¿Rompes cosas? ¿Cosas nazis?

El otro día comentaba en el podcast de Mundogamers que una de las cosas que más me sacan de quicio de Wolfenstein 2 es su obsesión por meter la palabra nazi en todos los diálogos y detrás de cualquier cosa mala que digan. Es como si la gente de Blazko fueran Assassins, sólo que en vez de decir templario dicen nazi, y el resultado es esa parte absurda de Padre de Familia en la que Peter recuerda su bonita relación con Adolf Hittler.

 

 

Suena un poco a broma, obviamente lo es, pero la realidad no se aleja. Preparáos para frases como 'el ejército nazi desplegó sus bombarderos nazis sobre New York y lanzaron una bomba atómica nazi' y otras linduras que dejan claro que esto va de nazis, y que hace pensar en el tuit de un asolescente cabreado con la familia hablando de lo nazis que son sus padres. Diálogos forzados y poco elaborados en lo que respecta a la planificación y presentación de los personajes que te sacan mucho del juego con una retórica atroz que a veces parece infantil y atolondrada en su obsesión por hablar de las cosas. Las cosas nazis. 

 

 

Los pensamientos de Blazkowikz

Junto a estos diálogos que en lo que atañe a las misiones no acaban de estar muy bien perfilados, tenemos los pensamientos de Blazkowikz. Pensamientos que escuchamos en voz alta en el peor momento posible con un doblaje al castellano que no acaba de funcionar en este caso y que dan mucha vergüencita ajena. Desde la nueva obsesión de Terror Billy: hablar con una persona caída en combate a la que le reza pidiéndole protección, que le de fuerzas y le preste sus alas; hasta la paranoia de hablar acerca de sus problemas con Anya u opinar sobre lo que le rodea con frases que te dejan, con perdón, 'el culo torcío'.

 

La llegada a Manhattan, rodeado de cadáveres y las entrañas destruídas de la Gran Manzana es magistral hasta que Blazko suelta: 'hombres, mujeres, niños, ya no gritan... ¡¡Pero aún puedo oír sus voces!!'. Un topicazo expuesto en un tono de voz forzado, pasional, que descoloca y que evita que nos sintamos conectados con este nuevo amante de las telenovelas radiofónicas que ahora reza a un aliado caído con una serie de tópicos que, una vez más, dan más vergüenza ajena que otra cosa.

 

 

Y unos coleccionables descompensados

Junto a los diálogos de Tarantino y los pensamientos profundos de Terror Billy tenemos los coleccionables. Unos coleccionables que funcionan bien en ocasiones y en otras te sacan del juego totalmente de una forma incomprensible en una superproducción de esta magnitud. Algunos coleccionables están muy bien metidos: los kits de mejoras de armas son algo lógico y están bien implementados, así como los diarios, las notas, los periódicos y demás trozos de historia que iremos descubriendo o los cromos vintage con la broma intrínseca tras las fotos.   

 

Pero como digo, no todos están bien implementados. Junto a estos tenemos trozos de arte del juego que nos sacan totalmente de la ambientación al enseñarnos un boceto del area explorada en medio de un tiroteo, o vinilos de grupos alemanes de moda que podemos escuchar sin necesidad de tocadiscos en medio de la persecución en sigilo de un alto mando nazi. El resultado es el mismo que cuando tu madre te llamaba a cenar en medio de una partida a FFVII, una forma de sacar del juego que no comprendo y que demuestra que algunas cosas no han sido tan meditadas como otros elementos que sí que son de aplauso en esta gran producción de MachineGames. 

 

Wolfenstein II es un gran juego, no me maltinterpretéis, pero no acabo de entender cómo han abierto la mano en cosas tan tontas y fáciles de arreglar como éstas. Elementos que si se eliminaran harían de Wolfenstein 2 un juego mejor, y que hace pensar que se han dejado porque, bueno, habrá a quién le guste, sin pararse a pensar que a muchos podrían estropearnos la experiencia de juego. Yo, por mi parte, he optado por no abrir ningún coleccionable hasta volver a la base para no darle más importancia al tema, pero los pensamientos de Blazkowikz siguen ahí, interminables, hastiados, eternos... y confieso que cada vez que empieza a hablar un suspiro exasperado sale de mis labios esperando a ver qué chorrada va a decir esta vez.

 

¡Nos leemos! 


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