Vuelve Karateka, la ópera prima de Jordan Mechner
A Jordan Mechner parece que solo lo conozcamos de Prince of Persia, pero lo cierto y verdad es que, dentro de lo que es su concisa producción en el terreno de los videojuegos, la práctica totalidad de su obra es de lo más sobresaliente. Un ejemplo muy claro lo tenemos en The Last Express, una aventura gráfica que desde aquí reivindicamos como uno de los representantes más dignos y desconocidos del género. Por otro lado, Karateka, su ópera prima, es un juego que bien merece ser referenciado en más de un sentido… y quizá este sea el momento.
La cosa es que el propio Mechner está dirigiendo un pequeño equipo independiente en pos de que un nuevo Karateka vea la luz en las máquinas actuales, aparte de prometer versiones para Wii U y iOS. La idea de realizar este 'remake' le vino a nuestro hombre justo después de que terminara su labor de guionista para la película "Príncipe de Persia: Las arenas del tiempo", momento en el que sintió la necesidad de trabajar en un entorno menos pretencioso que el que había vivido en Hollywood. Era propicio aprovechar el constante recuerdo que evoca en su intensa carrera su primer videojuego, del que poco le falta para cumplir treinta años.
Puedo dar fe de haber jugado a Karateka en su momento, y en su plataforma primigenia: Apple II... y lo disfruté mucho. Todo ello gracias a un joven Jordan Mechner que fue capaz de desarrollarlo mientras asistía a la Universidad de Yale. Al tratar un género de lo más atractivo por aquellos entonces -las artes marciales- y venir acompañado de una carátula tan cinematográfica como impresionante (gracias a la imaginería de la casa Brøderbund), Karateka se convirtió en todo un éxito de ventas, detalle este que propiciaría el que se convirtiera a multitud de sistemas. En Japón, por ejemplo, tuvo su momento de gloria gracias a la versión que allí publicó Soft Pro, mientras que en España, curiosamente, llegó a sistemas como Spectrum y MSX convertido directamente por programadores patrios.
Por resumir de alguna manera su mecánica, esta aventura no era más que un sencillo juego de lucha, adornado por una narrativa sumamente curiosa que, ojo al dato, al poco tiempo perfeccionaría Prince of Persia (con el que, curiosamente, también comparte premisa argumental). Así, lo que en verdad es un extraño batiburrillo entre beat’em up y one vs one -es difícil saber dónde encajaría mejor-, termina siendo un drama de tintes épicos gracias al don que tiene Jordan Mechner para estos menesteres. Por otra parte, en Karateka también era destacable el uso que se hizo de la rotoscopia para las animaciones, donde nuestro joven genio dibujaba sobre su propio televisor las distintas posturas rescatadas de diversas películas de artes marciales.
Se ha dicho que el nuevo Karateka distará de ser un remake al uso, y que será algo así como lo que fue en su momento el renacer de Prince of Persia por parte de Ubisoft. En teoría deberíamos verlo terminado antes de que finalizara el año, y por aquí estaremos esperándolo con los brazos abierto. Por lo general, Jordan Mechner no decepciona, y el hecho de ver a un clásico como Karateka asomándose a la actualidad es cuanto menos motivo de alegría para un perro viejo como el que esto suscribe.
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