1. Mundogamers
  2. Noticias

Volviendo a Ico & Shadow of the Colossus

Perspectiva ante la llegada de Trico
Por Julián Plaza

En su entrevista reciente con Geoff Keighley, Fumito Ueda comenta que tiene una respuesta a la pregunta sobre si los mundos de sus tres juegos están conectados. Pese a su negativa con respecto a desvelar la verdad, los grandes acantilados pedregosos, los bosques verdes que llenan el horizonte y las construcciones ancestrales de cada título ponen de manifiesto una iconografía similar. Si no son familia directa, como mínimo son primos lejanos.


Con la inmediata llegada a PlayStation 4 de The Last Guardian, es un buen momento para hacer una retrospectiva sobre Fumito Ueda y su estudio. Dos juegos, tres con el próximo, definen el sello de identidad de una de las realidades más singulares de nuestra industria: el videojuego de autor. Si Shadow of the Colossus e Ico no hubiesen calado, seguramente no estaríamos recibiendo la tercera obra del japonés. En su momento ya hablé de su odisea hasta hoy, ahora toca ver cómo han llegado sus predecesores a nuestros días.


Tampoco es que Ueda dé grandes titulares

 

Maldigo el momento en el que dije que esperaría a que The Last Guardian estuviese al caer para jugar a Ico. Era mayo de 2009 y llevando dos años en desarrollo no pensé que habría que esperar otros seis. No fue hasta el pasado fin de semana que subsané mi deuda pendiente con la historia del videojuego. Puede que en su momento me perdiese lo que significó, pero jugarlo en 2016 también me da la perspectiva necesaria para valorar su resistencia al paso del tiempo. Es breve, casi mudo, bonito y trágico al mismo tiempo.


La apuesta por el diseño funcional del Team ICO toma forma en este juego y cada habitación, cada escalera y cada puerta están puestos para cumplir con un propósito específico; no hay casi nada ornamental. Tampoco ocurre al jugar. La lentitud de los golpes de Ico reflejan su juventud, su nula preparación para el combate. Agarrar de la mano a Yorda y que tarde unos segundos para ponerse a correr cumplen un propósito similar, por no decir que siguen estando muy bien animados. Ico transmite con cada detalle. Lo más achacable a la ópera prima de Ueda es su sistema de guardado, manual, que al primer despiste puede mandar al traste más de media hora de juego.


ico

No ha perdido su empaque visual

 

Sin embargo algo me dice que estamos ante una característica definitoria del estudio. Shadow of the Colossus cuenta con los mismos puntos concretos, aunque incorpora una ventana emergente que te insta a guardar tras cada lucha; con The Last Guardian podríamos volver a las zonas específicas en las que Trico y su amigo hacen su particular pausa en el camino. Volviendo a SotC, al que volví a saltar casi tras terminar Ico, me sorprende lo tremendamente familiar que me resulta cada construcción. Por ejemplo, el largo puente que cruzas con Aggro parece idéntico a los largos caminos que usas para llegar a desbloquear cada una de las dos puertas con Yorda.


La mecánica de escalado en cada gigante, sin soltar el gatillo, transmite la misma sensación física de tensión que la que sientes al agarrar a Yorda y moverla por el escenario. Con Trico vuelve a ocurrir. Pese a lo irreal de un personaje que salta de un caballo al galope y que cae de varios metros sin morir, Fumito Ueda y su equipo mantienen cierto equilibrio con una representación del esfuerzo físico que se ve en pantalla y se transmite a los mandos. Hay cierta coherencia. No sé si ocurrirá lo mismo con los silencios. Ico y Shadow of the Colossus reservan el acompañamiento instrumental para momentos muy concretos -no demasiados, de hecho- y creo que con The Last Guardian tendremos una dosis extra de ese aspecto, con varios momentos de infarto.


shadow

 

Repasados ambos títulos me atrevería a decir que la próxima obra del Team ICO bebe más de su primer juego. Es cierto que el concepto inicial nació de la relación que se establece con Wander y Aggro, pero más allá de ese vínculo y de la insistencia en el contraste en las proporciones del protagonista con su entorno, todo lo demás me recuerda bastante más a Ico. Se auguran lagrimones y un final abierto, eso dicen. A mí me basta con que The Last Guardian aguante el tipo tan bien como las otras obras de Ueda. Es pedirle algo que prácticamente tiene: ser atemporal.


<< Anterior Siguiente >>