Volviendo a aprender un videojuego

He vuelto a jugar a Bloodborne, como sabía que iba a pasar una vez se lanzara el DLC de los Antiguos Cazadores – que por cierto, ha sido traducido de forma nefasta: es Cazadores Viejos, como Sangre Vieja o Hueso de Cazador Viejo. Lo mejor de este regreso no ha sido tener que empezarme una quinta partida, porque hasta yo me aburro de repetir las cosas en uno de mis juegos favoritos de la generación. Lo mejor ha sido aprender de nuevo a jugar a Bloodborne.

 

Es un fenómeno curioso con los videojuegos que también se aplica a otras cosas, como el ejercicio, montar en bicicleta – que no se olvida, pero se monta peor – y demás. Cuando llevas unas semanas jugando a otras cosas, es fácil volver a un videojuego que te gusta como si no hubiera pasado ni una hora desde tu última partida, ¿pero y cuando han pasado varios meses? Tus músculo están atrofiados, tu memoria te engaña y lo que antes era pan comido, ahora es un grano en el culo. 

 

 

Parte de recuperar un videojuego que te gusta está en este proceso y es uno de los mayores gustazos que podemos darnos: volver a ver una película te refresca los recuerdos, pero la sensaciones ya están ahí. Cuando vuelves a un videojuego, fabricas nuevas cosas porque interactúas directamente con ello y lo que haces es bien distinto. Obviamente, no es lo mismo ver Blade Runner con 15 años que con 30, porque puede que sus personajes te lleguen de otro modo, pero creo que entendéis por dónde voy: rejugar un juego es algo único. 

 

En el caso de Bloodborne, la memoria muscular me parece algo fundamental a mencionar aquí. Mis tiempos de reacción son una mierda comparado con lo que hacía antaño con este juego: no calzo un solo parry a la primera, los enemigos me atacan cuando estoy esquivando porque me precipito y los jefes me pillan de todas las maneras posibles porque ya no me sé sus movimientos al dedillo. Rejugar este juego, como con otros muchos, es como volver al gimnasio y ver que no levantas el mismo peso. 

 

Volver a aprender un videojuego y disfrutarlo de otra forma en consecuencia es quizá lo único que me gusta últimamente de los DLCs y los pases de temporada. Regresar a un videojuego en el tiempo justo para no reaprenderlo antes de olvidarlo completamente es un hecho casi único de estas últimas dos generaciones de consolas, y la verdad es que nunca alabamos ese aspecto de nuestra actualidad. Por una vez, viva el contenido descargable. Lástima que todo lo demás de ellos sea malo casi siempre.

<< Anterior Siguiente >>