Volver a The Witcher 3 en Switch puede ser interesante

Hace más de cuatro años que The Witcher 3 se estrenó, pero sin embargo sigue pareciendo un juego relativamente reciente. Esto ocurre tanto porque sus dos enormes expansiones lo mantuvieron en el radar de muchos medios durante un buen tiempo como porque, simple y llanamente, es un juego que se conserva genial. Ahora bien, es uno de aquellos viajes que solo te apetece dar una vez, o lo sería si no fuese porque llega a Switch. Eso lo cambia todo. 

 

Del mismo modo que no he vuelto a Skyrim porque lo jugué durante más de un centenar de horas delante del ordenador, con The Witcher 3 también me tira muy para atrás dar una segunda vuelta. Sé que es un juego que la merece, no solo porque tiene distintos elementos abiertos a la rejugabilidad sino porque fue tan abrumador en su lanzamiento que lo mejor para valorarlo objetivamente es hacerlo con la perspectiva de algunos años a sus espaldas. Ahora empieza a ser ese momento. 

 

 

Tengo curiosidad por ver hasta dónde es capaz de llegar la versión de Switch porque, como viene siendo habitual, los suyos son ports con elementos muy concretos a tener en cuenta. Este, ya puestos, no parece ser uno de los que se lanzan deprisa y corriendo, tanto porque ha contado con su espacio en el Direct de Nintendo en el E3 como porque desde CD Projekt afirman sentirse orgullosos con el resultado. Aspira a estar en la línea de lo visto con Wolfenstein y DOOM, con el extra de dificultad que supone el tratarse de un mundo abierto.

 

Así que sí, hay que esperar para ver qué suponen esos 540p en modo portátil y esos 740p (dinámicos) con la consola en el dock, porque hay margen para la sorpresa. De otro modo no se entendería que se hayan confirmado cambios concretos en esta versión en cuanto a la interfaz y las interacciones; no es un port bruto sino uno adaptado, por lo que cabe suponer que la cosa va en serio, que es más que potable. Eso sí, lo que ya me parece más dudoso es que hayan conseguido meter la versión completa con DLC's en una tarjeta de 32GB, pero así lo afirman.

 

 

Esto nos permitiría empezar los DLC's con builds preparadas para ese nivel, como ocurre con el resto de versiones, y sin la necesidad de descargar nada de antemano. No sé vosotros, pero la idea de tener acceso a Blood and Wine desde un buen principio y en formato portátil es un punto muy a favor de este ambicioso aunque limitado port. Precisamente, esa nueva zona es la que menos exploré porque ya venía con demasiadas horas cargadas a mis espaldas.

 

Sea como fuere, mi hipotético regreso a las tierras de Novigrad, Velen, Skellige y demás ganaría puntos en el supuesto de que la versión de Switch sea todo un logro. Evidentemente habrá recortes, pero hasta los expertos de Digital Foundry concluyen que el milagro es posible sin que los sacrificios sean excesivos. De realizarse, podríamos estar jugando con Geralt mientras tomamos un mojito en la playa, y eso es algo que no tiene precio.

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