Videojuegos y activismo animalista: la retirada de Roger Jr en Teken 7
Son muchos los que te miran raro si vas por ahí diciendo que te importan más los animales que las personas, que consideras a tu gato o a tu perro tu hijo, y que la tauromaquia no es más que una brutalidad ilógica e innecesaria. Parece complicado entender a un animalista, a los defensores de la igualdad animal o a aquellos que, simplemente, no quieren ver sufrir a ninguna criatura.
Por suerte, existen organizaciones que luchan en contra de ese maltrato. Organizaciones que saben que dicho maltrato va más allá del asesinato animal, que es toda una cultura a su alrededor. La gente se echaba las manos a la cabeza cuando aparecieron las primeras quejas sobre 1-2-Switch y el minijuego de ordeñar a una vaca. PETA se quejaba a Nintendo por no mostrar la realidad de un acto así, y muchos se quejaron de que estaban exagerando.
Mi opinión al respecto es la siguiente: tenemos tan interiorizada esa cultura del maltrato animal, que no vemos ningún problema a la hora de explotarlos. Que exista un juego sobre ordeñar vacas es inofensivo, sí. Lo que no lo es es mostrar a la vaca como si disfrutara con ello, como si no estuviese sufriendo por tal acto. Y así, mantenemos a nuestros hijos en una cúpula donde son los reyes y los animales no son más que siervos y juguetes.
Con el animalismo y los videojuegos pasa lo mismo que con estos y el feminismo: como son videojuegos, no nos lo tomamos en serio. Y no es que no nos tomemos en serio el juego, sino que nos tomamos a risa las quejas. “Si te molesta, no lo juegues”, y de alguna manera lo que hacemos es adoctrinar a quienes no debemos con los ejemplos más inoportunos. Hay videojuegos que sí deben marcarse de alguna manera, que sí deben tomarse en serio y en los que sí se debe escuchar la queja de los activistas. Hay otros casos en los que no.
Antes de proceder con Tekken 7, que debería ser el que ocupase este texto, quiero dejar bien dibujados los dos ejemplos contrarios: las quejas de PETA por el minijuego de 1-2-Switch son comprensibles, ya que creo que se debería mostrar cómo es ordeñar a una vaca en la realidad, y no tomarlo como jiji-jaja, qué feliz está la vaca. No es una tontería, por mucho que la gran mayoría lo vean así.
Por otra parte, en contraposición, está Far Cry Primal. PETA se queja del abuso animal en este videojuego, y aquí hay que saber separar. Estamos ante un juego mucho más realista en el que, por contexto, “lo lógico” es que el jugador mate para sobrevivir. Es un título que de alguna manera nos obliga a ello, aunque es posible jugarlo sin necesidad de cometer actos horribles contra esos pobres animales… En este caso, nos pasaría como con cualquier otro tipo de juego violento, como puede ser un Call of Duty: que matemos animales en un videojuego no significa que vayamos a hacerlo en la vida real.
Peeero, y aquí es donde la delgada línea que los intenta separar difumina los límites de ambos casos, el problema está en la visión que tenemos de los animales, una visión marcada por el capitalismo, por esa idea del animal como un servicio para el hombre. Y es que a veces no se llega a entender que podemos estar involucrados en el asesinato sin mancharnos las manos. Por eso me parece más importante el caso de 1-2-Switch que el de Far Cry. En el segundo sabemos perfectamente lo que estamos haciendo, sabemos que estamos matando; pero en el primer juego no somos conscientes del sufrimiento animal, ni de toda la industria explotadora que hay detrás de algo que aquí nos parece tan divertido.
¿Y qué pasa con Tekken 7? Pues que el jefazo Katsuhiro Harada ha decidido retirar del juego a Roger Jr, el pequeño canguro que lucha desde la bolsa de su padre. Esto ha sido así a raíz del vídeo de un señor pegándole un puñetazo a un canguro para defender a su perro. Harada no quiere quejas por parte de los animalistas, y por eso cree que van a ver algo muy feo en Tekken 7: no está bonito que un humano le pegue a un pequeño marsupial.
¿Qué pasa aquí? Bueno, para empezar, Tekken 7 es de esos juegos que no hace falta tomarse en serio, y éste lo es de verdad, más allá del “es un videojuego, no la vida real”. Tekken enfrenta a hombres, mujeres y animales por igual, todos con las mismas posibilidades, en un absurdo pero no por ello menos electrizante, juego de lucha. Claro que está feo que un humano pegue a un canguro, pero igual de feo está que un hombre pegue a una mujer (incluso cuando la mujer tiene más masa muscular).
¿Qué pienso de la retirada de Roger Jr? Que no era necesaria. Y menos si vamos a poder seguir jugando como Kuma, el gran oso pardo. Sobre eso, la excusa de Harada ha sido que el oso es mucho más grande que un ser humano, así que sería como… como meterse con alguien de tu tamaño, ¿no? ¿Os parece que Roger Jr es más débil que Kuma sólo por ser un cangurito? No tiene mucho sentido, ¿verdad? Porque no veas las toñas que mete.
No, no se trata del tamaño de los animales cuando hablamos de un juego de lucha. Se trata precisamente de eso, de que estamos en un juego de lucha y no hace falta ninguna premisa más. Lo que os intento decir es que para este tipo de cosas, hay que darle la vuelta a todo. Es mucho más peligroso el juego que nos parece más inofensivo. Porque ver violencia en Far Cry puede llegar a tener sentido; porque que un personaje golpee a otro es la forma de ser de Tekken. Se podría decir, tristemente, que es algo que está justificado. Es lo mismo que suelo decir con la sexualización de las mujeres: dame una razón para que esto sea así.
Sin embargo, no ser conscientes de la violencia, del maltrato animal o de, ya que lo menciono, la sexualización, en un juego que se disfraza de algo inofensivo, es lo verdaderamente peligroso. La crueldad de la industria láctea queda disfrazada, mientras que la violencia en los juegos de lucha está más que clara. Puede que Harada haya actuado sabiamente, que haya querido ser precavido y haya acertado. Pero una vez más debemos saber diferenciar los tipos de videojuegos a los que nos enfrentamos. Así es cómo podemos encontrar el camino que hay que seguir.
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